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Moscú tiene al Tercer Mundo en su territorio, dicen los expertos

J. M. MARTI FONT, La Unión Soviética tiene el Tercer Mundo dentro de su territorio, contrariamente a lo que sucede con el neocolonialismo occidental, aseguraron ayer varios expertos occidentales al tratar el tema de los nacionalismos en la URSS, en el simposio La Perestroika ¿A dónde va la Unión Soviética? que se celebra esta semana en Barcelona. "El eje Norte-Sur atraviesa la Unión Soviética por el Asia Central", -aseguró ayer el historidor francés Charles Urjewicz refiriéndose al tipo de neocolonialismo que Moscú ha impuesto a las repúblicas asiáticas defuerte componente musulmán.

El ejemplo empleado por Urjewicz para demostrar esta afirmación fue el la República Soviética de Uzbekistán, donde se produjo en tiempos de Breznev un fenómenos mafloso ligado a los dirigentes de la república que está ahora siendo juzgado en Moscú, con el yerno del fallecido dirigente soviético Yuri Churbanov como principal protagonista.

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En contra de lo que pudiera esperarse, el debate de la jornada de ayer que se centraba en el tema de los nacionalismos en la URS S, no versó sobre los ejemplos más recientes de esta problemática como podría ser la cuestión de Armenia y Azerbaiyán o la de las repúblicas bálticas, sino que -gracias al enfoque de Urjewicz- derivó ahacia el supuesto neocolonialismo ejercido por Moscú con las repúblicas del Asia Central.

Tras criticar a las autoridades soviéticas de caer en el mismo defecto "europeocentrista" que aplicaron los imperios de Occidente en sus colonias, Urjewicz calificó de neocolonialista a la política seguida desde Moscú con respecto a las repúblicas asiáticas, refiriéndose principalmente al monocultivo del algodón instaurado en ellas.

Para el historiador francés, la aplicación de la política de autogestión de las repúblicas, conocida como Josraschot, que ahora propugna la perestroika, no es más que la legitimación de la pobreza. En este sentido el sovietólogo británico Alec Nove fue más específico al asegurar que "en cualquier país en el que existen regiones subdesarrolladas, si se instaura la autofinanciación se institucionaliza la pobreza".

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El sovietólogo francés Jacques Sapir apuntó dos posibles soluciones, una, la lógica del mercado, que en su opinión no haría más que reforzar las desigualdades, y una segunda solución que implicaría la creación de un contrato social entre los distintos pueblos, pero que sería de difícil realización. Sapir puso el ejemplo de las diferencias de todo tipo que pueden existir entre la república báltica de Letonia y la asiática de Uzbekistán. "¿Se puede prever un mismo sistema político en Riga o en Taskent?", se preguntó Sapir.

El escritor soviético Fazil Iskander, atribuyó la degradación de las relaciones entre las nacionalidades que forman el Estado y que, en su mayoría, eran también parte de¡ Imperio Ruso, a la "degradación paulatina del Estado y a la teatralización de nuestra vida social, lo que ha creado una situación que ahora suscita toda clase de problemas".

Andrei Siniavskí fue más radical al asegurar que a la larga, sólo el "desplome del Imperio Ruso solucionará el problema de las nacionalidades.

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