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El 'rey del porno' de EE UU quiso matar a la competencia

Francisco G. Basterra

Acabar con sus rivales, los dueños de Playboy y de Penthose, era, según un sheriff de Los Ángeles, la intención del editor de Hustler, Larry Flynt, otra revista pornográfica norteamericana, cuando ofreció un millón de dólares a un mercenario para quitarse de en medio, físicamente, a la competencia en el apetitoso negocio del desnudo. Esta historia tan cinematográfica no ha conducido todavía al procesamiento de Flynt, que se proclama el rey de la pornografía.

Una vez que han sido liberadas las ballenas de Alaska y con la campaña presidencial aburriendo mortalmente a los norteamericanos, este es el tipo de noticia enloquecida, típicamente norteamericana, que podría dar bastante juego. La supuesta trama de Flynt, está contemplada, además de por el Código Penal, por la ley antimonopolio.El editor de Hustler, una revista un poco más dura y de menos gusto -si es que se puede realizar esta clasificació- nque sus rivales Playboy, de Hugh Hefner, y Penthouse, de Bob Guccione, también encargó la liquidación física del cantante Frank Sinatra y de un multimillonario editor e íntimo amigo de los Reagan, al que nombraron embajador en el Reino Unido, llamado Walter Annenberg. Ronald y Nancy frecuentan su lujosa mansión en California. Se desconocen los motivos que impulsaron a Flynt a ordenar este cuádruple asesinato.

Al parecer, este magnate de la billonaria industria de las piadosamente descritas como revistas para hombres estaba bajo la influencia de narcóticos cuando se le ocurrió la idea. Flynt tiene 46 años, y desde hace 10 permanece en una silla de ruedas, después de los disparos que le hizo un francotirador en Georgia cuando estaba siendo juzgado por la publicación y distribución de materiales obscenos.

El propietario de Hustler llamó una noche a su casa a un individuo llamado Mitchell Werbell y supuestamente le ofreció un millón de dólares si disponía, de la forma que le pareciera conveniente, de la vida de esas cuatro personas, explicó el sheriff del condado de Los Ángeles, Sherman Block. Éste añadió que iba a tomarse en serio el asunto. "Creo", dijo Block "que Larry tiene propensión a intentar hacer daño a gente que ve como enemigos, sean de negocios o de otro tipo".

Es una lástima que Werbell no viva para contarlo. Era un general retirado, traficante internacional de armas, que había desarrollado un modelo de subfusil y dirigía un campamento paramilitar para entrenar en artes marciales a ejecutivos. Pero Werbell se llevó el secreto a la tumba cuando, a los 60 años, falleció de un ataque cardiaco en diciembre de 1983, justo un mes después de recibir el cheque de un millón de dólares en pago por el encargo.

Curiosamente, incluso para un país en el que, como afirma Reagan, "todo es posible", la policía no ha interrogado a Flynt y no ha presentado el caso a la fiscalía. El emperador porno no ha querido comentar "ese tipo de basura".

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Un ayudante del sheriff explicó que la información sobre este compló para nivelar el mercado del erotismo ha sido obtenida al investigar el asesinato en Nueva York en 1983, también por contrato, de un productor de teatro llamado Roy Radin, que tuvo problemas con la financiación de la película The Cotton Club, sobre el gansterismo en los años veinte.

Esta historia fue el hilo que llevó hasta Flynt, porque en el caso de Nueva York uno de los acusados es un antiguo guardaespaldas suyo. El sheriff de Los Angeles presentó ayer una copia del cheque de un millón de dólares. También informó que el gerente de Flynt ordenó anularlo poco después de que Werbell lo recibiera.

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