Lo difícil para el novelista es terminar, dice un sondeo
Suele decirse que lo difícil para un periodista es la primera frase, el arrancar. Para el novelista, por el contrario, la cruz es la última página, el final. Así lo revela un sondeo de Tutto Libri, suplemento literario del diario La Stampa de Turín, que ha interrogado sobre el tema a varios escritores contemporáneos. El sondeo arranca de la frase pronunciada al respecto por el difunto Italo Calvino -"acabar es también de algún modo morir"-, para quien el final de una novela es "la clave" de toda la obra.
Hay quien asegura que quien no sepa traducir la última frase de El nombre de la rosa, de Umberto Eco, no entiende la novela. El anciano e indomable narrador Mario Soldati afirma que para él el final "llega de repente", pero añade que el final se puede presentar en cualquier momento de la escritura.
A su vez, Ermanno Cavazzoni, que trabaja en una película con Federico Fellini, prefiere a veces crear el final antes de empezar. "Escribo como los cangrejos", dice. Paradójicamente, Cavazzoni prefiere incluso los libros "sin final", como la famosa y preciosa obra inacabada de Kafka. Además, dice que a cada obra se le podría cambiar el final.
Curiosa la experiencia provocadora realizada por Luigi Malerba, quien en su narración Una historia sin final promete un premio a los lectores para que le ayuden a buscar la solución de la historia y descubrir al asesino.
Evidentemente era una broma. Y sin embargo, Malerba ha revelado ahora que los lectores se lo tomaron en serio y que ha recibido, a través de Il Corriere della Sera, donde había sido publicada la narración, más de trescientas cartas con otras tantas soluciones a la historia llegadas de todo el mundo, desde Nueva York a Helsinki. El escritor añade que procura siempre olvidarse lo más rápidamente posible de los personajes por él creados, porque de lo contrario no podría continuar escribiendo.
El golpe de escena
El autor de guiones cinematográficos Vincenzo Cerami tiene otro método. Necesita saber, cuando empieza a escribir una novela, cómo va a ser el final. "Mi última obra, La liebre", afirma, "acaba con un golpe de escena, pero estaba ya muy previsto antes de empezar a escribirla".Rosetta Loy, cuya obra Los caminos de polvo ha sido la más premiada este año, piensa que a veces no es necesario pensar el final. "Uno escribe, y en cierto momento te das cuenta que eso se ha acabado; ese es el final". Queda claro que cada escritor es distinto, que no existen reglas para la creatividad.
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