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CAMBIOS EN EL ESTE

"SIobo, Slobo, te seguimos"

Slobodan Milosevic es adorado por los serbios y odiado por gran parte del resto de yugoslavos

"Slobo, Slobo, te seguimos". Este lema ha salido decenas de veces de centenares de miles de gargantas en las manifestaciones nacionalistas serbias que han jalonado el verano y el otoño yugoslavos. "Slobo es el mejor. Dinos qué hacemos, Slobo". Las masas serbias que han salido a la calle a manifestar su malestar por la situación económica y su indignación por la "situación de terror e intimidación" en que supuestamente se encuentran sus hermanos de raza en la provincia de Kosovo aclaman a su héroe con el diminutivo cariñoso. Slobo es Slobodan Milosevic.

A sus 47 años, en la jefatura de la Liga de los Comunistas Serbios desde hace algo mas de un año, Milosevic o Slobodan Tito como le llaman ya algunos, es un líder con un carisma y una popularidad desconocidas en Yugoslavia desde la muerte del legendario dirigente partisano y padre de la patria, Josip Broz.Su discurso del lunes ante el pleno del Comité Central se podía escuchar ayer sin cesar en los comercios de Belgrado, donde los dependientes daban una y otra vez la vuelta a la cinta magnetofónica. Serbios liberales e ilustrados, al igual que campesinos y obreros, hablaban con emoción de su discurso, "que va directamente al corazón serbio".

Milosevic no ofreció en su discurso soluciones a ninguno de los numerosos y complejos problemas que acosan al país Sin embargo, habló de las víctimas del "terror albanés", de aquellos que han "explotado a los serbios", de la corrupción de los dirigentes que envían a sus hijos a estudiar al extranjero y viven en grandes villas gozando de la opulencia mientras los serbios viven con un sueldo medio de 420.000 dinares (unas 14.000 pesetas) y una inflación del 200%.

Ejecutivo

A nadie le es indiferente en Yugoslavia este ejecutivo de una compañía de gas y ex director de banco. Sus entusiastas seguidores son sin duda inmensa mayoría en Serbia. Sus adversarios son todos los demás. Son los albaneses, en Kosovo, a los que Milosevic acusa de aterrorizar a serbios y montenegrinos para expulsarlos de la provincia con el fin de arrancar a esta provincia de la soberanía yugoslava. Los albaneses, incluidos los dirigentes comunistas del partido como Azim VIasi, le han acusado de preparar el ambiente político para un pogromo contra ellos.Son sus adversarios los eslovenos y croatas, en el Norte, especialmente los primeros, a quienes Milosevic acusa de enriquecerse a costa de Serbia y bloquear por egoísmo nacional toda posibilidad de que Yugoslavia vuelva a funcionar. En Eslovenia se ve en Milosevic el mayor peligro para su vía autónoma hacia un socialismo democrático y reformas hacia la economía de mercado. Dirigentes eslovenos lo han calificado ya de Duce, evocando el fantasma de Mussolini, y han tachado abiertamente de "fascistas" sus métodos de lucha política.

Son finalmente sus adversarios todos aquellos que temen la facilidad con que este serbio hijo de montenegrinos recurre al populismo y a considerables dosis de demagogia para fomentar un nacionalismo serbio cuya agresividad en el pasado siempre fue causa de tragedias en la región. Su implacable forma de descalificar a sus oponentes políticos y su habilidad para evocar emociones le han hecho temible. En cuestión de meses limpió las redacciones de los diarios y la televisión de Belgrado de elementos "conciliadores" o no incondicionalmente adscritos a sus máximas. Todos los diarios, incluida la agencia Tanjug -al fin y al cabo la agencia oficial yugoslava y no serbia- se han convertido en portavoces acríticos de la cruzada Milosevic contra albaneses, políticos débiles y corruptos y en favor del resugir nacionalista de Serbia.

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Muchos temen que, pese a sus aseveraciones de signo contrario, Milosevic tenga tentaciones populistas-totalitarias que van mucho mas allá de la eliminación de las autonomías de Kosovo y Voivodina, las dos provincias de Serbia.

Subida vertiginosa

En 1985 logré hacerse con la dirección del partido en Be1grado, que además de capital yugoslava lo es también de la república de Serbia. Desde este puesto desencadenó una furiosa ofensiva contra su antiguo amigo y mentor Iván Stambofie. Desde entonces su popularidad ha subido como la espuma en Serbia. Con ella aumentó la crispación en todo el país y los temores entre los pueblos no serbios de Yugoslavia.Milosevic es el único político con la autoridad suficiente para pedir sacrificios a los serbios en una reforma económica necesariamente dolorosa. Sus planteamientos económicos, sí bien muy difusos, parecen razonables. Muchos dirigentes yugoslavos dudan de su sinceridad. Algunos, como el jefe federal del partido, Stipe Suvar, le achacan tentaciones estalinistas y de populismo totalitario.

Su apuesta por los enfrentamientos étnicos como motor de su lucha por el poder y de posibles transformaciones le han convertido en el enemigo número uno de dirigentes que quieren la reforma económica y coinciden con Milosevic en que la actual situación es insostenible.

Por ello, muchos creen que la máxima tarea actual es neutralizar a este líder. Difícil será, dado el apoyo con que cuenta en las calles de la república mas grande y poblada de Yugoslavia.

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