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Tibia reprimenda de Gorbachov al presidente rumano, Nicolae Ceaucescu

Pilar Bonet

El líder soviético, Mijail Gorbachov, pasó revista a los derechos humanos registrados en el Acta Final de Helsinki ante el presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, pero se abstuvo de criticar directamente la situación interna en Rumanía.En una cena de gala ofrecida el pasado miércoles en honor de Ceaucescu en el Kremlin, Gorbachov recordó "las normas sencillas y claras de la moral humana" y citó entre otras cosas la "renuncia a la violencia y la amenaza de violencia y el respeto a los derechos y libertades de cada ciudadano". Estas normas, señaló Gorbachov, son "un axioma para las relaciones mutuas de los países socialistas". Afirmó también Gorbachov que el respeto a la ley y la legalidad es "una garantía de desarrollo normal de cada país".

El régimen rumano, signatario del Acta Final de Helsinki en 1975, mantiene un clima represivo que crea conflictos dentro de la comunidad socialista por cuanto afecta a la minoría húngara residente en Rumanía, casi dos millones de personas y la mayor concentración de húngaros allende las fronteras de Hungría.

Decepción húngara

La comunidad húngara de Rumanía está amenazada por la "deportación masiva debido a los planes de destrucción de pueblos en Transilvania. Medios húngaros en la capital soviética se mostraban ayer decepcionados por el tono de Gorbachov ante Ceaucescu, y opinaban que éste había . antepuesto la unidad del socialismo a los principios".

"A pesar de que la política rumana es la más cruel de Europa, la URSS, que critica a Suráfrica e Israel, se contenta con invocar los principios generales", afirmaban medios húngaros en Moscú.

El diálogo entre Gorbachov y Ceaucescu, que permaneció tres días en la URSS, reveló las diferentes concepciones de ambos dirigentes, que ya se pusieron de manifiesto durante la visita de Gorbachov a Bucarest en 1987. Ambos dirigentes coincidieron, sin embargo, en reconocer que en las relaciones soviético-rumanas había habido "momentos de tirantez".

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Algunos países socialistas experimentan, según dijo Gorbachov durante la cena de gala en el Kremlin, profundas reformas y otros "tratan de resolver sus problemas en el marco de las estructuras y métodos ya existentes". La imagen del socialismo, recalcó el máximo dirigente del Kremlin, depende del "conjunto de los países socialistas", de tal manera que el "éxito" en uno de ellos es un éxito común, y el "fracaso" particular se convierte en una "pérdida común".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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