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UNA DICTADURA EN LA ENCRUCIJADA

La derecha chilena cree que Pinochet será un presidente civil si gana el 'sí'

Políticos de la derecha tradicional chilena, que apoyan el sí al general Augusto Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre próximo, preconizan una reforma de la Constitución de 1980 y expresan su convicción de que si gana el sí, el dictador asumirá la presidencia como civil, tras renunciar a la jefatura de las fuerzas armadas.

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5 de octubre: digamos no

A regañadientes aceptaron amplios sectores de la derecha la candidatura de Pinochet. El secretario general de Renovación Nacional, Andrés Allamand, no oculta su convencimiento de que, con otro candidato, el triunfo del sí sería seguro, pero que con Pinochet es incierto.Algunos políticos de derecha parcen creer que Pinochet es el sapo que hay que tragarse. La derecha clásica hace campaña por el sí, pero se siente marginada por los que de verdad mueven los hilos desde el poder, concretamente desde el ministerio del Interior. El ministro Sergio Fernández, hijo de asturianos, está considerado como el hombre fuerte de la campaña de Pinochet y se habla incluso del factor Fernández y la doctrina Fernández.

Algunos políticos de la derecha son partidarios de una reforma constitucional, tras triunfar el sí. La Constitución de 1980 es un cinturón de castidad para que Chile no vaya más allá de una democracia vigilada. Es dificil conseguir una reforma, porque los militares no están dispuestos. Un coronel comentó a EL PAÍS: "Pinochet no puede ignorar la Constitución, si gana el no. Nosotros juramos esa Constitución y no consentiríamos que no la cumpla. Tampoco vamos a consentir que se modifique. El artículo 8 no es negociable".

Actos ilícitos

Este artículo establece que "todo acto de persona o grupo destinado a propagar doctrinas que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepción de la sociedad, del Estado o del orden jurídico de carácter totalitario, o fundada en la lucha de clases, es ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la República". Luego establece la prohibición de grupos que tengan esos objetivos y la inhabilitación para la enseñanza y cargos, incluso en medios de comunicación, de las personas que contravengan estos principios.

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Patricio Pato Phillips, presidente del Partido Nacional, se declaró partidario de la reforma y, más concretamente, de la modificación del artículo 8. Onofre Jarpa, ex ministro del Interior de Pinochet y presidente de Renovación Nacional, también apoyó la reforma, si gana el sí. Estos políticos de la derecha tradicional están convencidos de que el triunfo del sí es la única salida no violenta para el régimen. Phillips está convencido de que, tras el triunfo del sí, Pinochet puede convertirse en el Ibáñez de su segundo mandato presidencial.

El militar Carlos Ibáñez fue elegido presidente en 1927, en una elección controlada, y se convirtió en dictador hasta ser derribado en 1931. En 1952, fue elegido presidente democráticamente. Esta transformación de Pinochet en un Ibáñez en su segundo mandato, legitimado democráticamente, no la cree posible el presidente democristiano, Patricio Aylwin, porque en la transformación de Ibáñez pasaron más de 20 años y Pinochet tendría que hacerlo en días.

El temor de algún político de derecha es que el general Augusto Pinochet no acepte el no. Un político de derecha comentó hace días a EL PAÍS que "si gana el no, este huevón Pinochet nos culea [fastidia] otra vez". ¿Cómo? "Con un autogolpe. Por eso la única alternativa para la evolución hacia la democracia es que gane el sí y habrá un cambio de régimen con Pinochet como presidente civil".

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