Té con mermelada

De paso por Barcelona, acabo de leer en EL PAÍS la carta que doña Rosa Serrano le dirige acerca del "té con mermelada" citado por Manuel Vicent en su colaboración del día 21 de agosto -que también leí-, en la cual alude a un "moscardón de oro". No sé qué clase de mermelada consume con su té ese tan sugeridor buscador de estrellas errantes en su propia alma. Pero puedo asegurar a la muy sorprendida doña Rosa que eso no es nada del otro mundo. Permítaseme, pues, decirle que lo que ella llama "tradicional bebida inglesa" es mucho más tradicional en varios otros países. Por ejemplo, en Rusia y en Turquía, donde -en ambos- se llama chay. Puedo también asegurarle que además del té con leche o con limón, con o sin azúcar, existen varias otras maneras de enriquecer dicha bebida, endulzándola. No con mermelada, sino con confitura. No de melocotón, ni de ciruela, ni de grosella, sino de guindas, especialmente de cerezas ácidas (o sea, en francés: griottes; en alemán: sauerkirschen; en turco: vishne). Donde tradicionalmente se usa esa confitura, muy espesa y recargada de azúcar, que se toma en cucharaditas junto con el té, es en Rusia. Se llama varenya. Por otra parte, existe también el té hecho con violetas -en el Kurdistán- y hasta, en los Balcanes, el té con confituras de rosas muy olorosas. Pruébelo doña Rosa...-