Margaret Thatcher pedirá a España que mantenga su participación del 13% en el Avión de Combate Europeo
La primera ministra del Reino Unido, Margaret Thatcher, pedirá durante su estancia en Madrid que España mantenga su participación del 13% en el programa internacional conjunto para construir y desarrollar el Avión de Combate Europeo (ACE), según informan fuentes oficiales de ambas partes. El Reino Unido, principal país implicado en la fabricación del avión -invertirá 3.000 millones de dólares (360.000 millones de pesetas) de los 9.600 previstos para la fase de desarrollo-, es precisamente el más interesado en que España no reduzca su participación en el programa.
Los problemas presupuestarios surgidos en España en relación con el ACE ya han sido tratados en diversas ocasiones por los ministros de Defensa del Reino Unido y España, George Younger y Narcís Serra, respectivamente. Durante su estancia en Madrid la primera ministra británica abordará también la cuestión en sus conversaciones con el presidente del Gobierno, Felipe González. El Ejecutivo español estudia estas semanas la fórmula para rebajar el porcentaje del 13% al que ya se comprometió. De un lado, ese porcentaje supondrá una inversión española superior a los 600.000 millones de pesetas en los próximos años -coste total con la compra de un centenar de aparatos-, cifra que el departamento de Defensa considera excesiva.De otra parte, el proyecto tiene una vertiente tecnológica fundamental para los países europeos participantes, y en el propio Ministerio de Defensa se desconfía de la posibilidad de que la industria española sea capaz de asimilar y explotar al máximo su participación en el programa tecnológico más ambicioso abordado en Europa. A esta desconfianza se suman algunas suspicacias españolas relativas a la predisposición de los países más avanzados -Reino Unido y República Federal de Alemania- a ceder tecnología de primera línea a la industria aeronáutica y electrónica española.
Por estos motivos, el Gobierno se inclina por reducir el porcentaje de participación. Pero los países promotores del proyecto -los citados, además de Italia- están presionando al Ejecutivo español para que cumpla sus compromisos iniciales, según reconocen fuentes oficiales españolas. A estas presiones hay que añadir las de la propias industrias españolas (más de 30) interesadas en participar en el proyecto. Para Construcciones Aeronáuticas, S A (CASA), la principal firma aeronáutica española, su presencia en el ACE supone hoy la única posibilidad de contar en el futuro con niveles tecnológicos competitivos.
Hasta el momento, España ya ha invertido más de 5.000 millones de pesetas en el programa. Es muy probable que el Consejo de Ministros de la próxima semana decida cuál será la participación final en el programa. Ayer, fuentes oficiales reconocieron que las presiones internacionales hacen dificil que pueda rebajarse el porcentaje del 13%.
Si se mantiene en esa cifra, la próxima firma del acuerdo oficial con los otros tres países -que ya suscribieron el acuerdo definitivo el pasado mes de mayo- supondrá ya una inversión añadida de 150.000 millones de pesetas para la fase de desarrollo del cazabombardero. La decisión de la firma por parte de España y el porcentaje concreto de participación debe adoptarse en breve, ya que, a comienzos del próximo mes, se iniciará a su vez la firma por parte de las empresas y consorcios europeos de los programas que desarrollarán.
Opción francesa
De otro lado, el ministro francés de Defensa, Jean-Pierre Chevénement, ha reafirmado la voluntad del Gobierno del país vecino de proseguir con el proyecto de avión de combate Rafale una semana después de las declaraciones del primer ministro, Michel Rocard, quien aseguró que el proyecto se hallaba en estado de siniestro avanzado. Chevénement aseguró que el Rafale "es para Francia la única opción posible hoy día si quiere conservar su industria aeronáutica militar y permanecer en las tecnologías de punta", informa Lluís Bassets desde París.
Desde los neogaullistas del RPR (Asamblea para la República) hasta el sindicato CGT y el partido comunista se han pronunciado por el mantenimiento de este proyecto a pesar de que su presupuesto supera los límites de lo razonable, entre 120.000 y 150.000 millones de francos (entre dos y tres billones de pesetas), según el semanario L'Express, y costará un 50% más que el F-18 norteamericano, construido por McDonell-Douglas.
El Gobierno francés, según un informe elaborado por el diputado conservador Michel Bernard, se comprometió a sufragar aproximadamente el 70% del presupuesto del Rafale. El resto tendría que ser aportado por empresarios asociados y por otros países. Francia ha hecho y sigue haciendo gestiones para que España sea un de esos países.
La decisión de construir el Rafale, en detrimento del proyecto inicial de Avión de Combate Europeo, fue tomada en 1985 por el entonces ministro de Defensa, el socialista Charles Hernu. Michel Rocard había expresado antes de su nombramiento como primer ministro la esperanza de una renegociación entre los principales constructores para revisar tanto el proyecto Rafale como el programa ACE.
El abandono del Rafale pondría en peligro 300.000 puestos de trabajo de la industria aeronáutica francesa y compromete, según muchas voces, desde los neogaullistas hasta el secretario general del PC, la propia independencia de Francia.
En el seno del Ejército existen posiciones encontradas sobre el polémico avión. Mientras el Ejército del Aire apoya el proyecto francés, la Marina está realizando pasos en dirección al F-18 norteamericano, según informa también el semanario L'Express. Los ascensores del portaviones Clemenceau, por ejemplo, han sido ya preparados para acoger el avión norteamericano.
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