El día extremeño

El pasado día 9 de septiembre abrí EL PAÍS con más avidez de noticias que lo acostumbrado en cualquier otro día. La explicación estaba en que en la jornada anterior se había celebrado en Trujillo el Día de Extremadura y como extremeño que soy, buscaba información de cómo se habían desarrollado los actos.Sabía de antemano que no había habido grupos independentistas ni violentos, ni problema alguno con las banderas que iban a presidir los actos, porque los extremeños practicamos regionalismo sin renunciar a nuestra condición de españoles. Decepcionado, pero no sorprendido, comprobé que el periódico no dedicaba ni una sola línea a narrar tales actos.

Contrasta esta ausencia de noticias con lo encontrado el día 12 del mismo mes, día posterior a la Diada de Cataluña; los catalanes pueden ver con agrado, pero también sin sorpresa, que se les dedica la mitad de la primera página, un editorial y, la página 15 en su totalidad.

No me quejo del tratamiento que se les da desde la Prensa a las noticias que en Cataluña se originan, pero me quejo amarga mente de que Extremadura, a pesar de los esfuerzos que estamos haciendo los extremeños, siga siendo esa gran desconocida para los medios de información lo cual hace posible que por boca de uno de los más populares locutores de radio de este país se pueda escuchar que en una reciente visita al monasterio de Guadalupe se había mostrado sorprendido al encontrarse allí una gran colección de cuadros de Zurbarán, sin que se conozca en el resto de España. Por favor, no generalicemos la ignorancia.-