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Estados Unidos retrasa la firma del convenio para obtener ventajas sobre las armas nucleares

Francisco G. Basterra

Estados Unidos desconfía de la fórmula escogida por España para prohibir la "introducción" de armas nucleares en territorio español, y retrasará la firma del convenio bilateral en un intento de lograr una fórmula que garantice mejor sus intereses, dijeron a EL PAÍS fuentes gubernamentales en Washington. "Sin cambios en este punto y en los de jurisdicción y contratación en las bases, no hay posibilidad de que se firmen los acuerdos este mes", añadieron dichas fuentes, que agregaron que el contencioso está ya "al más alto nivel de la decisión política, incluso fuera de los negociadores del convenio".

El embajador norteamericano en Madrid, Reginald Bartholomew, ha viajado estos días a Washington, llamado por el secretario de Estado, George Shultz, para tratar del bloqueo del convenio con España, que también tropieza con dificultades en dos cuestiones no políticas, menos vistosas, pero importantes: la jurisdicción sobre los presos norteamericanos de las bases y la contratación de obras y de personal.Fuentes españolas aseguran que Estados Unidos está presionando en lo nuclear, exagerando su importancia real, para lograr concesiones españolas en los otros dos puntos.

El próximo día 28 existe una última posibilidad este mes para salvar el punto muerto de la negociación en la reunión que George Shultz y el ministro español de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, mantendrán en Nueva York. "Esperamos que la fórmula que ofrece España no sea la única posible", declaró un funcionario norteamericano.

Fuentes del Departamento de Estado informaron que Shultz planteará próximamente al nuevo secretario general de la OTAN, Manfred Woerner, que realiza su primera visita oficial a EE UU, los problemas que Washington encuentra con España y con Grecia, dos miembros de la Alianza, sobre las bases norteamericanas. "Aunque son asuntos bilaterales, queremos que Woerner conozca nuestra opinión".

"Esperamos, las dos partes lo querernos así, que el convenio con España pueda firmarse antes de que Reagan abandone la Casa Blanca. Sería mejor cerrarlo ahora", dijeron responsables norteamericanos de la negociación. Pero, añadieron, estas cosas tienen una dinámica propia, no existe un calendario predeterminado y podría ocurrir que se quedara para la siguiente Administración.

La solución que se dé al caso español, país al que Estados Unidos entiende que ha hecho ya muchas "concesiones", sentará un precedente para las difíciles negociaciones que Washington lleva a cabo para mantener sus bases en Filipinas y en Grecia. La necesidad de desbloquear estas negociaciones favorecería, según medios oficiales de Washington, una rápida solución al caso español.

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Pero también por ello la Administración norteamericana está hilando muy fino en el punto de la "no introducción" de armas nucleares. Afecta a uno de los aspectos más sensibles de la política de defensa estadounidense: la libertad -hasta hace poco no puesta en duda por ningún aliado- de movimientos de armas nucleares.

"Problemas"

La propuesta española "nos causa problemas con otros países", admite un portavoz del Departamento de Estado. El hallazgo de una buena fórmula con España sería trasladable a Filipinas, donde se limitaría el almacenamiento de armas atómicas de EE UU y los sobrevuelos nucleares. Cualquier convenio que se firme ahora -el español será el primero- debe ser mucho más preciso con la cuestión nuclear que hace 15 o 20 años, dijeron a EL PAÍS fuentes de la Administración.Washington se sigue preguntando cuál es la intención final del Gobierno de Felipe González al insistir en que aparezca la expresión "no introducción", algo que, dicen, "siempre hemos aceptado". Fuentes consultadas por EL PAÍS explican que Estados Unidos teme que un futuro Gobierno español no respete la interpretación del acuerdo que se haga ahora y quiera ir más lejos. "Queremos garantías de que no se utilice en nuestra contra en el futuro". Las explicaciones efectuadas por Fernández Ordóñez ante el Congreso de los Diputados, la pasada primavera, no se consideran suficientes y Washington querría que se tradujeran en lenguaje de convenio.

Después de muchos meses de negociación, "creo que los dos Gobiernos nos comprendemos mutuamente, pero no hay un acuerdo para expresar en palabras aceptables para nosotros esta comprensión", declara un funcionario norteamericano próximo a las negociaciones. Sobre este punto, añade, "existe una desconfianza mutua".

A Shultz se le han atragantado los problemas de las bases en el extranjero. El pasado día12 llegó a Washington el ministro filipino de Asuntos Exteriores, Raúl Manglapus, que exige 1.200 millones de dólares anuales (EE UU sólo ofrece algo menos de la mitad) por la utilización de las instalaciones norteamericanas de Subic Bay y Clark, las más importantes con las que cuenta Estados Unidos fuera de sus fronteras.

El día 21, George Shultz verá en Washington al canciller griego, Karolos Papulias. Grecia, siguiendo en cierta medida el ejemplo español, acaba de anunciar que cierra la base norteamericana de Hellenikon, situada en el aeropuerto de Atenas, con independencia de las negociaciones pendientes para un nuevo acuerdo. Negociaciones que Washington ha suspendido como respuesta a la decisión unilateral del Gobierno socialista de Andreas Papandreu.

[Por otro lado, el Gobierno ha reiterado que su política es que no sobrevuelen territorio español aviones que lleven a bordo armamento y material nuclear, según ha respondido el Ejecutivo a una pregunta formulada por el diputado del Grupo Mixto Isaías Zarazaga, informa Europa Press. La respuesta señala que este principio se ha comunicado a EE UU en un canje de notas].

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