Profesores de inglés

El día 8 de julio de 1988 le envié una copia de la carta dirigida al Defensor del Pueblo, la cual se publicó el 23 de julio.En dicha carta hice pública una ley injusta y contradictoria que afecta a muchos profesores de inglés. La ley actual nos impide (a los que hemos tenido una plaza fija en una academia) dar clases de forma continua. 0 sea, según la ley, tienen que transcurrir tres meses, después de haber tenido el permiso de nueve meses, antes de poder solicitar un nuevo permiso de trabajo y residencia.

Ya sabemos cómo va el papeleo en España y usted podrá imaginar en qué situación me encuentro: el 20 de octubre puedo solicitar otro permiso, previo un viaje a EE UU, y luego esperar unos meses a que me lo concedan. Mientras tanto, nos plantamos en enero o febrero; el año escolar ya habrá comenzado y yo habré perdido mi empleo, un puesto que ocupé durante nueve meses, actuando en todo momento de manera profesional y más que satisfactoriamente tanto para la academia como para mis alumnos.

A la vez, me encuentro a merced de la pasividad de los funcionarios ante este problema. Antes de caducar mi permiso me presenté en varias ocasiones tanto en la comisaría como en el Ministerio de Trabajo para preguntar lo que tenía que hacer para poder seguir residiendo en Valencia y renovar mi permiso de trabajo. No me informaron adecuadamente en ninguno de los dos sitios, y ahora resulta que me dicen que a lo mejor el período de tiempo, tres meses, no ha empezado todavía porque no me di de baja. Cuando fui a informarme en ambos sitios, ninguno de los dos me dijo que me tenía que dar de baja, y eso fue el motivo de no hacerlo; no era porque no me preocupara por no hacerlo. Yo quisiera hacer las cosas correctamente y como mandan las leyes sin todos esos líos, pero si los funcionarios no me informan bien yo no lo puedo hacer. Yo reconozco que ante ellos nunca voy a tener la razón ni la quiero; lo que pido es que pongan un poco más de interés y que cumplan con su trabajo.

Si yo fuera jugador de baloncesto o fútbol, como tantos que se encuentran en España, seguramente tendría todo arreglado y de manera fija por todo el tiempo que quisiera el equipo que me contratara. Mientras tanto, tengo que vivir angustiada esperando que esté bien informada y que algún día algún funcionario me haga caso y se dé cuenta de que no aspiro a más que ser una profesora de inglés en España de forma fija y de esta manera residir permanentemente en este país que quiero, aunque parece ser que a mí no me quiere tanto.- .