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Dirigentes de Azerbaiyan acusan a los secesionionistas armenios de obstaculizar cualquier solución pacífica

Pilar Bonet

Un dirigente comunista de Azerbaiyán ha acusado a los líderes del movimiento secesionista de Nagorno-Karabaj de obstaculizar la labor de la comisión especial del Kremlin encargada de restablecer la normalidad en la región autónoma, asolada de nuevo por la huelga desde el pasado lunes. En una conversación con EL PAÍS en Bakú, la capital de la República Soviética de Azerbaiyán, Afrand Dashdamirov, jefe de la sección de Propaganda y Agitación del Partido Comunista de Azerbaiyán, manifestó que los dirigentes del movimiento secesionista Krunk han creado un clima de "terror moral" en Nagorno-Karabaj.

En contra de la decisión adoptada por el Soviet Supremo de la URSS el pasado julio, Nagorno-Karabaj, donde un 75% de la población es armenia, sigue insistiendo en separarse de Azerbaiyán y pasar a formar parte de Armenia.El asentamiento de contingentes de personas de nacionalidad azerbayana, llegados desde Armenia, en la ciudad de Shusha, cercana a Stepanakert, ha servido de detonante el pasado lunes para una nueva huelga de protesta que es apoyada desde Eriván.

A lo largo de la semana se han venido celebrando mitines en esta ciudad, donde tres personas se encuentran en huelga de hambre, según informó en Moscú el disidente de origen armenio Serguei Grigoriants.

Dirigentes azerbaiyanos aseguran que "los acontecimientos están hoy fuera de control de la autoridad, la ley y la Constitución".

"Nadie puede decir cuando acabará la huelga. Las reivindicaciones son las de antes. Queremos la unión con Armenia", manifestó ayer a esta corresponsal un portavoz del Partido Comunista de Nagorno-Karabaj contactado telefónicamente en Stepanakert.

El portavoz manifestó que la huelga en Nagorno-Karabaj es general y aseguró que la comisión especial dirigida por Arkadi Volsky, un alto funcionario del Comité Central del PCUS, trabaja "muy bien".

Amplios poderes

Volsky, que acudió a Stepanakert con amplios poderes tras la sesión del Soviet Supremo (parlamento) de la URSS del pasado julio, trabaja conjuntamente con representantes de Armenia y Azerbaiyán para la puesta en práctica de las decisiones económicas y culturales que son la alternativa del Kremlin a las reivindicaciones secesionistas armenias.

Afrand Dashmamirov, que es presidente de la Comisión de Relaciones entre las Nacionalidades de Azerbaiyan, piensa que los argumentos históricos utilizados por los armenios para reivindicar Nagorno-Karabaj son comparables a "las pretensiones formuladas por Israel respecto a los países árabes, ya que se basan en la reconstrucción de una historia que tuvo lugar hace muchos siglos".

En su opinión, los problemas acumulados por Nagorno-Karabaj, semejantes a los que afectan a otras zonas de la URSS, pueden ser resueltos en el marco del actual estatuto de región autónoma de Azerbaiyán que tiene la zona.

Los esfuerzos por ampliar las relaciones con Armenia del movimiento secesionista de Nagorno-Karabaj van acompañado, según Dashdamirov, del propósito deliberado de "evitar todas las relaciones con las instituciones azerbaiyanas y la población de esta nacionalidad'.

Lejos de haberse acallado, las tensiones nacionalistas en torno a Nagorno-Karabaj se mantienen enconadas, sin que armenios y azerbaiyanos renuncien a sus puntos de vista enfrentados al margen de las decisiones institucionales.

Alteración demográfica

Shusha es la segunda ciudad de Nagorno-Karabaj y el asentamiento allí de azerbaiyanos procedentes de Armenia es contemplado por medios armenios como un fenómeno artificial destinado a alterar los porcentajes poblacionales de la región.

Entre Armenia y Azerbaiyan se están produciendo flujos migratorios en ambos sentidos en cuyo origen está el miedo a la violencia. Una brote de tal violencia estalló en Suingait, la ciudad industrial próxima a Bakú, donde grupos de azerbaiyanos organizaron los días 28 y 29 de febrero una matanza de armenios, que concluyó con 32 muertos, veintiseis de ellos armenios y el resto azerbaiyanos. Pese a que la violencia física ha sido ejercida mayoritariam ente por azerbaiyanos, los representantes de Bakú se niegan a contemplar los enfrentamientos desde el punto de vista racial y a aceptar que los armenios tengan mayor motivo que los azerbaiyanos para desplazarse a la república de su nacionalidad.

Diez mil azerbaiyanos han llegado a Azerbaiyán procedentes de Armenia desde los sucesos del pasado febrero, según Daslidamirov, cuando se registaron los actos de violencia con varias muertes.

Por su parte, 8.000 armenios han abandonado Azerbaiyan con destino a Armenia, afirma.

Según el alto funcionario la situación de estos dos grupos es distinta, ya que sobre los armenios "nadie ejerció presión". Los azerbaiyanos de Armenia, nos dice, "viven en un ambiente de gran presión emocional".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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