La liberación de Cordes, al margen de la suerte del resto de rehenes
La liberación del alemán occidental Rudolf Cordes, gerente de la empresa Hoerscht, en Líbano, secuestrado por un grupo proiraní desde hace 20 meses, no significa que los 17 occidentales -entre ellos 10 estadounidenses- que permanecen en poder de diversas milicias libanesas sean liberados de inmediato.
Cordes llegó en la madrugada de hoy a Bonn a bordo de un avión militar, enviado especialmente por la RFA para trasladarle desde Damasco. En el aparato viajaban también su esposa Marlene y el ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Wolfgang Schaeuble, que ayer viajaron a la capital siria. Las autoridades de Bonn han agradecido públicamente a los Gobiernos de Irán y Siria sus gestiones para conseguir la liberación del técnico comercial.
Entretanto permanece la incógnita acerca de la influencia que ejercerá la liberación de Cordes en el proceso judicial que se sigue en Francfort contra Mohamed Alí Hamadi, acusado de piratería aérea y asesinato, contra un avión de la compañía norteamericana TWA en 1985, cuya puesta en libertad reclamó el grupo Luchadores por la Libertad a cambio de Rudolf Cordes.
Las autoridades alemanas rechazaron la extradición de Hamadi a EE UU y reconocieron que en esto habían cedido a las presiones de los secuestradores de Cordes. Por su parte, diversos comunicados recientes de los Luchadores por la Libertad han manifestado que los Gobiernos de Irán y Siria les habían garantizado el futuro de Hamadi a cambio de la liberación de Cordes. El ministro de Asuntos Exteriores de la RFA, Hans-Dietrich Genscher, aseguró que la RFA "no se ha doblegado a ninguna condición" para conseguir la liberación. El magistrado del proceso contra Hamadi, Heiner Mueckenberger, ha insistido en la independencia judicial.
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