Dámaso se reencuentra
Dámaso González consiguió algo que lleva intentando sin éxito en su nefasta temporada actual, reencontrarse con lo mejor de su tauromaquia. Al calor de sus paisanos y posiblemente espoleado por su alumno y amigo Rafi de la Viña, Dámaso dio lo mejor de sí mismo. Con profesionalidad y honradez realizó una gran faena al cuarto de la tarde.Allí mandaba el diestro, que, después de la ortodoxia, asustó al burraco con el péndulo y los desplantes de hinojos hasta que éste huía casi despavorido. La esquiva suerte en anteriores tardes le acompañó también con la tizona.
El presidente había abierto la espita de las orejas fáciles con Rafi de la Viña y le otorgó dos a Dámaso. Un Dámaso que aplicó su doma de toros al morlaco inicial, aunque los diosecillos de la fortuna le acompañaron en menor medida y su actuación no pasó de la dignidad.
Muñoz / González, De la Viña, Litri
Toros de Cayetano Muñoz, con trapío y sin fuerzas, tercero sustituido por uno de Ortega Sánchez, terciado y flojo. Dámaso González: media trasera tendida y descabello con la espada (ovación). Estocada caída y aviso (dos orejas). Rafi de la Viña: estocada caída y descabello (oreja). Estocada perpendicular y cuatro descabellos (vuelta). Litri: Pinchazo sin soltar pinchazo hondo y descabello (silencio). Bajonazo (dos orejas). Plaza de Albacete, 10 de septiembre, tercera de feria.
Rafi de la Viña tendrá que esperar a la corrida del día 15, en la que también está anunciado junto a su particular maestro, para igualarle o superarle en trofeos. Ayer sólo le superó, como a Litri, en el toreo de capote, pues a sus dos enemigos los lanceó con deleite. Aunque una vez desatado el triunfalismo del público y presidente, de haber acertado con el verduguillo en el quinto habría empatado a trofeos con ambos. A este quinto le aplicó una faena semejante al segundo: comienzos de redondos largos abrochados con el de pecho de pitón a rabo y trincherillas de excelente corte. Sin embargo, el quinto se rajó impidiéndole adornarse rodilla en tierra, pese al arrojo y entrega del alumno damasista.
El sobrero a que se enfrentó Litri era un cenceño que desmerecía del resto de los toros, unos galafates serios, con cuajo, badanudos... Litri se tapó con un toreo insustancial y ventajista. En el último dio un recital de arrebato y chundarata. Salió enchufado a la red de alta tensión y conectó rápidamente con la festiva concurrencia, entre la que abundaban sus fans femeninas. Dio una de mosqueo cuando tiró los trastos ante la cara del toro, que le miró y Litri se rajó rápidamente hacia el burladero. Como castigo fulminó al animal de un horrible bajonazo. El público le regaló la primera oreja y el presidente la segunda.
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