Los agricultores no entregan cereal al SENPA

Los cerealistas españoles, a pesar de la producción elevada de esta campaña, no han ofertado apenas trigo y cebada al SENPA, según los datos manejados por la Administración. Desde el primero de julio, únicamente se han presentado peticiones de venta para 30.000 toneladas. Esta cantidad se mantiene en la línea de la campaña anterior, cuando solamente se compraron unas 130.000 toneladas.

Con una producción por encima de 11 millones de toneladas de cebada y 6 millones de toneladas de trigo, los excedentes en el mercado, mientras no se aplique una política de exportaciones, han dado lugar a un recorte en los precios reales percibidos por los agricultores de la mayor parte de las zonas cerealistas. Según los datos manejados por el sector, los precios en origen para la cebada, en era y sin análisis de calidad, oscilan entre las 21,20 y las 21,50 pesetas por kilo en la mayor parte de las provincias del Duero.El precio de intervención para la cebada que cumpla los mínimos exigidos por la regulación de campaña es de 24,85 pesetas, aunque el precio de compra es de 23,35 pesetas. En el trigo, las cotizaciones han estado más entonadas desde el inicio de campaña. Los problemas en los trigos duros del sur han hecho subir los precios en el resto del país, para situarse entre las 29 y las 32 pesetas. Los trigos blandos en la zona centro oscilan entre las 25,50 y las 26,50 pesetas, cifras en torno a los precios de compra del SENPA. Por su parte, el maíz, aunque a la baja, se mantiene por encima de las 30 pesetas con operaciones por debajo de esa cifra.

Las escasas ofertas para la venta de cereal al SENPA, a pesar de existir unos precios más bajos, especialmente en el mercado libre de la cebada, responderían a varias razones. En primer lugar, la no existencia en muchos casos de un producto con las condiciones mínimas de calidad exigidas por la intervención. En segundo término, las reticencias del sector para seguir la burocracia fijada por Bruselas para estas actuaciones y, epecialmente, que los pagos se hagan a un plazo de 120 días. Finalmente la escasa tradición de almacenamiento y financiación también gravita sobre el mercado. Muchos agricultores optan por vender desde la era al contado.