'La rentrée'

El año literario empieza en Francia con los últimos días de calor, a principios de septiembre, cuando los editores lanzan la última avalancha de libros previa a la concesión de los grandes premios literarios, que se produce en noviembre. Los libros galardonados con el Goncourt, el Renaudot y el Fémina, concedidos todos a libros publicados, empiezan entonces su carrera comercial, que suele ser siempre fructífera, aunque cada vez menos gloriosa. Los premios, acaparados tradicionalmente por tres editoriales (Gallimard, Grasset y Seuil), son objeto de todo tipo de intrigas y conspiraciones por parte de unos jurados que suelen formar parte de los comités de lectura y son asalariados de los editores. Pero ni las intrigas ni el desprestigio de los premios influyen sobre la carrera comercial de los libros premiados, que se venden como rosquillas a partir de noviembre, a tanta velocidad como el vino joven de Beaujolais, que sale justo en las mismas fechas.Los títulos más destacados de la rentrée no pertenecen, sin embargo, al terreno de la narrativa. Entre las 209 novelas de esta cosecha habrá sin duda buenos productos, pero por el momento todavía no ha habido catas fiables.

Otros géneros

En otros géneros -el pensamiento principalmente filosófico- aparecen, en cambio, títulos indiscutibles. La gran noticia son dos nuevos libros de Gilles Deleuze, el coautor (con Félix Guattari) del Anti-Edipo, una de las obras clave del pensamiento francés contemporáneo. Se trata de El pliegue. Leibniz y el barroco y Pericles y Verdi. La filosofía de François Chatelet. Tambien Jacques Derrida estará presente con Memorias. A Paul de Man, y Jacques Bouveresse, con El país de los posibles, sobre la filosofía de Wingenstein Una obra colectiva destinada a un gran impacto universitario e intelectual aparece también este mes de septiembre: la Enciclopedia filosófica universal, dirigida por André Jacob con la colaboración de Eminanuel Lévinas, llya Prigogine, Paul Ricoeur o Jan Starobinski.

En el vecindaje de las ciencias humanas, donde todavía no se ha salido de la crisis, aparecen algunas cosas interesantes: Paul Virilio con La imagen pública, Georges Balandier con El desorden, y una larga entrevista de Didier Eribon a Claude Lévi-Strauss, De cerca y de lejos, que coincide con el 80º cumpleaños del antropólogo. Donde no hay crisis, sino todo lo contrario, es entre los historiadores, que están haciendo su agosto con la Revolución Francesa, cuyo bicentenario se celebra el año próximo.

Frangois Furet, uno de los mas estaca os istoriadores de la Revolución, cabeza de fila de la corriente llamada revisionista, publica un Diccionario crítico de la Revolución Francesa y La Revolución (1770-1880). Michel Vovelle, el continuador de la historiografia jacobina y de izquierdas de Albert Soboul, publica La Revolución contra la Iglesia. El bicentenario ha hecho aparecer en las librerías reediciones de toda la bibliografía sobre la Revolución, desde Benjamin Constant, Edgar Quinet y Edmond Burke hasta Pierre Gaxote, desde grabados revolucionarlos hasta el álbum del centenario publicado en 1888.

Las biografías, de hecho, estarán como siempre, y más que siempre, en el primer escaparate de las librerías. Gozan del favor del público, cuentan con un aparato de producción verdaderamente engrasado y penetran cada vez más en todos los terrenos, desde el pensamiento hasta la novela. El joven ex nuevo filósofo y siempre estrella de los medios de comunicación Bernard-Henri Lévy (más conocido como BHL o beaschel), por ejemplo, insiste en el terreno de la novela seudoblográfica con Los últimos días de Charles Baudelaire. Beaschel sabe, como todos los autores de best sellers, que no hay nada más atractivo que los chismorreos sobre la vida íntima de los otros. Jerome Garcin, del semanario L'Evénement de Jeudi, ha resuelto la cuestión de la moda biográfica en una frase brillante: "Esto ya no es una rentrée , es un panteón".