_
_
_
_
Entrevista:CINE Y RELIGIÓN

"Esta película es mi plegaria", asegura Scorsese

El director de 'La última tentación de Cristo' dice que este filme es la suma de su cine

Pregunta. La interpretación de la figura de Cristo que emerge del filme, a pesar de estar filtrada a través de sus experiencias de vida antes aún que de autor cinematográfico, ¿es la de Kazantzakis?Respuesta. Sustancialmente, sí. En su novela, Kazantzakis insiste sobre la naturaleza humana de Jesús precisamente porque de este modo, para nosotros, para la gente común, es más fácil identificarse con Cristo. Por esto Jesús, que es Dios en la Tierra, debe atravesar, como todo hombre, sufrimientos, tentaciones, cóleras, dudas, deseos sexuales, antes de alcanzar, con la muerte, a la experiencia del dolor. Exactamente como nos sucede a los hombres. Claro, es una imagen iconográfica distinta de aquella que representa al Cristo rodeado por una aureola de luces en las tinieblas, el Hijo de Dios alejado de las pasiones humanas, puro, inmune a las tentaciones, de pronto irascible y rechazante sin miramientos, que mira a la muerte, a nuestra muerte, con indiferencia, porque sabe que el hombre resurgirá un día. ¿Cómo puede entenderse este Dios? ¿Por qué debo rezar a este Dios? ¿Por qué este Dios debería escucharme a mí? Y si Él jamás me escuchase, ¿cómo podría comprender hasta el fondo las motivaciones que me han llevado a actuar de tal modo?, podrían preguntarse todos los hombres mortificados por una profunda desesperación interior, los criminales, hasta los asesinos, los marginados de todo tipo. Y en cambio, la idea del Cristo de Kazantzakis, que está también en la base del filme, podrá acaso conquistarlos, comnoverlos. Éste, su Jesús, quiero decir, comprende verdaderamente la miseria de los hombres, porque la ha atravesado. Este Dios los escuchará y los comprenderá.

Cine de autor

P. Con este filme se tiene verdaderamente la misma sensación que se experimenta ante un filme de Fellini: es un cine de autor donde más que los divos lo que cuenta es el mensaje.

R. La última tentación es un poco una suma de todo mi cine. Ahí están mis dudas de siempre, esas dudas a las que he tratado de dar una respuesta en mis filmes. Ahí están las temáticas que siempre me han fascinado, problemas que me atormentan desde siempre, a los que he buscado dar una solución, digámoslo así, definitiva.

P. ¿Hasta que punto su antigua vocación religiosa ha influido en su elección?

R. Creo haber quedado inmediatamente conmovido por el libro, precisamente porque he percibido al instante en Kazantzakis un hombre de gran fé. Por cierto, no me habría conmovido una novela donde Jesús, pongamos, inicia el camino hacia Cachemira, dedicándose únicamente a peregrinar y predicar. Lo que me interesaba profundamente era el sacrificio de Cristo, y la interpretación de Kazantzakis me ofrecía una contribución determinante para elaborar y esclarecer mis dudas.

P. Pero ésta idea no la ha elaborado solo, hay un escenógrafo, Paul Schrader, por ejemplo.

R. He querido confrontarme con Schrader, que ha escenificado el filme junto conmigo, precisamente porque es un calvinista. Y en cierto momento he pedido también la colaboración de Jay Cocks, un viejo amigo protestante, de la iglesia presbiteriana. He querido comedirme mediante diversos puntos de vista, tener a mi disposición varias lecturas del texto.

P. Veamos una de las escenas más audaces. Cuando Jesús antes de aceptar su propio destino, va al burdel, donde, detrás de un casto velo, Magdalena atiende a sus clientes; está claro que Cristo no va a ese lugar como hombre, sino como Hijo de Dios y, cuando la mujer sea dejada sola no habrá nada en materia de pedir o de aceptar, querrá solamente convencer a la mujer para que se redima. Un Cristo moderno, por consiguiente, que habla de solidaridad en una sociedad ahogada en el consumo.

R. La cultura de nuestro tiempo está totalmente invadida de materialismo. Tampoco en la sociedad capitalista, salvo excepciones, hay nada que tenga que ver con la espiritualidad. Tal vez ahora, con el nuevo rumbo de Gorbachov, será posible un cambio, será posible afirmar, por ejemplo, que el espíritu humano puede crecer y sobrevivir a través del arte. En Estados Unidos, como en Italia, poseer es fácil y bello. Una debilidad del espíritu que, especialmente en EE UU, aleja siempre más a los hombres de Dios. Dios necesita volver a encontrar, por así decir, una nueva fascinación.

"Para mi fe"

P. No lo creo, aun cuando su Cristo haya molestado y moleste a muchos católicos.

R. No hemos salido, evidentemente, con la intención de mortificar la fe de la gente. Absolutamente no. Ante todo, este filme lo he hecho para mí, para mi fé en Dios. Para sentirme, en este momento de mi vida, más cercano a Él, como se siente cercano a Dios un sacerdote que está oficiando. Este filme tal vez sea mi misa, mi plegaria. Jamás he querido subvertir la fé de nadie, tanto menos la de los integristas y de los fundamentalistas de Estados Unidos. Un filme como éste, evidentemente, sólo puede reforzar su fé, no debilitarla o cambiarla. En resumen, La última tentación no es de ningún modo una cruzada, lo que sí es singular es que Hollywood me haya financiado esta idea. Hace seis años no hubiera sido posible.

P. Usted ha afirmado que este filme es como una misa. ¿Pero entonces por qué esta misa parece dar miedo?

R. El nudo del problema es que la Iglesia tiene dogmas, aun cuando la Iglesia católica es una cosa y los católicos integristas otra, y acaso los episcopales todavía otra más. Mi objetivo era lograr un discurso sobre Dios que fuera más allá del dogma. Podríamos creer o no creer, por ejemplo, en el misterio de la virginidad de María, creer o no creer en la existencia del Paraíso, pero, sin embargo, discutiéndolo, podríamos aceptarlos como católicos, como verdad del evangelio. En el fondo, sin embargo, creo que se debe llegar a un diálogo personal con Dios. Si se logra hacerlo a través de los ritos y sacramentos de la Iglesia, es una conquista. Pero eso puede no lograrse, por problemas de distinto tipo. Ése es nuestro caso, tal vez, y tal vez hayamos hecho este filme precisamente para buscar un diálogo con Dios. Si el filme gustara a la gente, bien. En caso contrario... es sólo un filme.

P. Alguien ha creído ver en este Cristo moderno al cardenal Romero, el teólogo que, desde la clausura de los palacios vaticanos donde realizaba sus estudios, se encontró proyectado a El Salvador, en pleno clima de opresión, con los escuadrones de la muerte del coronel D'Aubis son. Convertido en el más vehemente, opositor al régimen, fue tantos mártires que han engrandecido la historia de la Iglesia.

R. Es una lectura muy interesante. Romero, al principio, era seguramente un conservador. La pregunta fundamental es: "¿Dónde está Dios". Romero llega a El Salvador, ve, se pregunta qué es preciso hacer, cómo se pueden aplicar las enseñanzas de Dios Comienzan las dudas. ¿Cómo comportarse? En circunstancias como ésta queda fuera el contraste dialéctico entre amor y odio que en el filme Jesús discute con Judas. "¿Cómo podemos cambiar la situación?", pregunta Judas. Y Cristo responde: "Con el amor". ¿Pero cómo es posible transformar este anhelo en realidad? Es posible que, cuando el cardenal Romero tomó conciencia de la realidad, haya decidido también él empuñar la pistola, obviamente el arma que tenía a su disposición, vale decir su palabra desde el púlpito. Y no creo que sea justo matar, por ningún motivo. Pero es incontestable que queda sin resolver el problema plantearlo por Judas a Jesús "¿Cómo cambiar?".

El perdón

La revlorización de Judas es una idea de Kazantzakis. Creo que su razonamiento es éste: si Dios es amor, si Dios perdona, ¿no sería acaso Judas el primero en ser perdonado, a pesar del suicidio? Judas, según Kazantzakis, se sacrifica por Cristo, acepta sobre sus propias espaldas todo el desprecio, toda la culpa. Pero todo lo que ocurre está ya preestablecido por Dios. Cada uno debía recitar su parte de modo que permita el sacrificio del Hijo de Dios. Nadie tiene una culpa específica por la muerte de Cristo, salvo la humanidad. El desprecio hacia los hebreos por haber enviado a la muerte a Jesús es una locura y esto también vale para Judas. Esta es la singular posición de Kazantzakis y también la mía.

P. Es verdad, pero tu particular interpretación de los hechos no es solamente en las escenas no rodadas, sino en aquellas en las que está más marcado el alejamiento de la tradición. En las imágenes del bautismo de Cristo por parte de Juan Bautista hay una atmósfera que recuerda las reuniones, la filosofia hippy. ¿Es una aproximación deseada?

R. Es posible. Pienso, en efecto, que aquellos días fueron importantes para América precisamente por el hecho de que en ellos se planteaban interrogantes sobre los valores de la sociedad. Era un período de gran fermento. Quizá se exageraba con la droga, se exageraba en las manifestaciones exteriores, pero los propósitos eran justos. Por consiguiente, es verdad, en esa escena hay algo de aquellos tiempos, si bien mi principal objetivo fuese mostrar a Juan : Bautista como yo lo pienso, mientras predicaba no sólo a los judíos, sino también a los cladeos, a los etíopes, a los persas.

P. La osadía de ciertas escenas, aunque fugaces, ha servido a quien quería mortificar por prejuicio a santurronería este filme-interpretación de Cristo. Pero muchos defendieron también esta elección. Por ejemplo, en la castísima escena en la que Jesús, durante su sueño en la cruz, hace el amor con Magdalena, no se puede olvidar que poco antes se ha visto su matrimonio y que, en aquellos poquísimos segundos, la más famosa pecadora de la historia, pronuncia la frase "Tendremos un hijo". Y poco después, antes de su muerte, la última imagen de Magdalena es la de una madre embarazada. Dentro de la más rigurosa ortodoxia. El filme también es emocionante por este Cristo que envejece y tiene en brazos los hijos habidos sucesivamente de Marta y de la hermana, aún si, al final, todo resultará ser imaginario. ¿Por qué el personaje de Magdalena está tan destacado?

R. En el libro de Kazantzakis, Magdalena es el personaje más importante después de Jesús. Es a ella a quien Cristo se aparece apenas resucitado, y es interesante destacar también que en esta interpretación de la vicisitud de Jesús, la Virgen, María Magdalena y María de Cleofás permanecen en el Gólgota cuando el Hijo de Dios es condenado a muerte, mientras los apóstoles se escapan. Estaría tentado de decir que es humanamente fascinante que una de estas mujeres sea una prostituta, más aún, la más famosa prostituta del mundo antiguo. Y es así en los Evangelios y es así como Kazantzakis representa a la Magdalena. Pero recordemos que La última tentación es un sueño diseñado por Satanás, no por Dios. Satanás, que Kazantzakis ha descrito con la apariencia de una serpiente de voz femenina, representa casi siempre el pecado del deseo sexual. Pero no querría que este detalle fuese interpretado como si la mujer representase el pecado.

P. También la última cena está fuera de la ortodoxia...

R. Es verdad, pero precisamente porque Jesús en el filme está propuesto de un cierto modo, no creo que hubiera dicho a las mujeres: "Esperad en la cocina, os llamaré cuando tenga necesidad de vosotras, porque esta es una cosa de hombres". No puedo creerlo, Jesús no era así. ¿Acaso las mujeres no tienen alma? ¿Y, por consiguiente, por qué no podían participar en la última cena? Esto, lo sé, puede plantear problemas católicos respecto del sacredocio de las mujeres, pero las mujeres, Magdalena, Marta y la Madre, formaban parte del grupo tanto como los apóstoles. El cine -además de un viaje al inconsciente, expresión de las inquietudes y de los sueños personales- es también recuerdo. Rossellini y Pasolini, por ejemplo, que se han referido a Jesús antes que yo, son recuerdo para mí. Yo pienso que los filmes de Rossellini son las obras más intensamente espirituales de la historia del cine. Como Rossellini, yo estoy fascinado con la historia porque pienso que los hombres, aún viviendo en sociedades distintas, han experimentado siempre las mismas emociones.

P. Hay quien piensa que usted ha quedado como el único, además de Woody Allen y unos pocos más, en hacer en Estados Unidos un filme de autor. ¿Es verdad?

R. Aquí yo procuro hacer un filme de autor. Pero, para poder expresarme libremente, como en este caso, he debido rodar también dos historias honorables pero que no están en una sintonía absoluta con aquello que me gustaría hacer. Estos filmes los conocen todos, son After hours y The colour of money (El color del dinero). En América la plaza de los negocios dicta la ley. Con el filme tuve que hacer dinero. Después te puedes permitir alguna libertad. También para mí, un filme como El color del dinero fue una manera de adiestrarme en la profesión. Era como si hubiese vuelto a la escuela porque cuando trabajo para los demás es como si hiciera un repaso del oficio. Cuando trabajo para mí, como en Mean streets, Toro suelto, Taxi driver, Rey por una noche, también quizá New York, New York y ahora La última tentación, siento el deber de comprometerme. Cuando trabajo para otros, aunque lo haga a conciencia, se me hace dificil hasta el levantarme por la mañana.

P. Raffaele Donato, su infatigable asistente, ha revelado que él se airriesgó a no leer los libros de los que fueron extraídos tus filmes preferidos.

R. Los filmes más amados, Toro suelto y La última tentación, los he extraído de libros de los cuales recomendaba luego la lectura. ¿Sabes?, al salir del serninario, siempre he tenido problemas para leer libros, porque mis padres eran obreros y no los teníamos. De este modo, mi educación cultural fue totalmente visual: películas, muchísimas (se dice que Martiri tiene 8.000 filmes archivados en su casa), televisión y teatro. Pero mi suerte es que me han caído en mano, siempre, los libros precisos. Kazantzakis escribe en la introducción a La última tentación: "No he participado jamás del doloroso viaje de Cristo en el Gólgota con tanto sufrímiento, no he comprendido jamás su vida y su pasión con tanta implicación y amorcomo durante los días y noches en los que he escrito La última tentación. Mientras escribo esta relación entre la angustia y la gran esperanza de la humanidad estoy tan conmovido que mis ojos se hallan bañados de lágrimas. Pero he sentido la sangre de Cristo caer gota a gota en mi,corazón con gran dolor y con gran dulzura"..

¿Por qué no habría debido realizar un filme con esté libro?

Copyright L'Espresso Traducción: Jorge Onetti.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
Recíbelo

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_