María Antonia Modolo

María Antonia Modolo es una mujer jovial y optimista que ha convertido la educación sanitaria en algo más que un objetivo profesional. Seguramente la lectura de sus trabajos es un condicionante, pero la primera vez que se habla con ella, el interlocutor no puede evitar identificar inmediatamente la expresión de su rostro con una definición: "Salud es aquella manera de vivir que es autónoma, solidaria y alegre...". Una definición acuñada por el fallecido Jordi Gol, que ha inspirado a toda una hornada de jóvenes salubristas catalanes, muchos de los cuales se han formado en el centro experimental de la universidad de Perugia (Italia), donde María Antonia Modolo imparte clase.

Directora europea desde 1985 de la Unión Internacional de Educación Sanitaria, María Antonia Modolo ha elaborado, desde la reflexión crítica, una metodología educativa que implica toda una revolución respecto al modelo anglosajón: frente a la educación sanitaria institucionalizada, ella preconiza que todos deben hacer educación sanitaria, desde el médico al maestro.Aparenta muchos menos años de los que tiene, permanece soltera y dedica una parte importante de su vida a viajar y conocer nuevas gentes. Se le nota. Considera una suerte haber tenido por maestro, apenas terminada la carrera de Medicina, al profesor Alessandro Sepilli, cuyo matrimonio con una antropóloga le llevó a recorrer el mundo y parar un tiempo en Brasil, donde conoció a Paulo Freire, el pedagogo de la liberación. De esta fuente bebió María Antonia Modolo y sigue fiel a ella: una de las transparencias de colores que proyecta en sus conferencias es, precisamente, la definición de Paulo Freire de qué es educación.

Y si el pedagogo concibió la educación, y más concretamente la alfabetización, como un instrumento de liberación personal, María Antonia Modolo concibe la educación sanitaria como un elemento de reflexión sobre las condiciones de la propia existencia, del que debe surgir el impulso para transformarlas.

La educación sanitaria debe comenzar, según ella, por el propio personal sanitario. "En general, el médico, cuando está ante el paciente, habla lo imprescindible, observa muy poco y escucha todavía menos. En realidad, muchas veces sólo escucha a través del laboratorio. 'Doctor me encuentro mal', le dice el paciente, y él, en lugar de preguntarle qué le pasa y escucharle, consulta los análisis. 'No, hombre, no. Está usted perfectamente", ironiza. "Es preciso que el ciudadano recupere la iniciativa, defina sus propios objetivos de salud y se movilice por ellos", apostilla.

Para María Antonia Modolo, tanto perjudica a la salud una mala dieta como la contaminación o la incapacidad para disfrutar los placeres de la vida. Toda vitalidad, a la claridad de ideas añade una tremenda capacidad para estimular. Animadora de las tertulias, amante de la buena mesa y apasionada por el arte, la historia y la antropología, María Antonia deja una fuerte impronta ideológica en sus alumnos. Los convierte en propagandistas del nuevo concepto de educación sanitaria. Y, para sellarla, siempre termina el curso invitándoles a una cena en su casa en la que cada uno debe aportar el plato más querido de su tierra.