Un chico llamado Camille
Lovesexy, título del último álbum y del espectáculo de Prince para este año -con el que actuará en España-, parece ser un concepto neorreligioso de quien se comporta como un profeta de final de siglo. Prince quiere trascender, y en su metamorfosis continua persevera en la alegoría sexual y amorosa, como mensaje espiritual y universal. Mira, pero no toca. Insinúa.Aparece como bautista de sí mismo y de sus músicos apostólicos: Vannity, Apolonia, Cat, Boby Z, Miko o Dr. Fink. Puede nombrarse Christopher o Kiss o hablar en tercera persona de un " chico llamado Camille", venido para una nueva redención, donde el amor no es bueno a menos que sea sentido por todos. Por ello, Lovesexy es para Camille el sentimiento que uno tiene cuando se enamora del cielo divino.
Prince despista. El enigma del que se rodea en todo momento es su fórmula para las sorpresas sucesivas. "He oído que tu estilo de vida está muy lejos de ser el de una persona normal y corriente", le comentaron y él asintió. En verdad quizá sea mejor no imaginarse de qué va este músico heterodoxo del pop, de estatura y piernas cortas.
Si Prince se inspira en Mary Poppins para definir el estilo de su obra como superfunkycalifragisexy, mientras su alter ego Camille proclama a los cuatro vientos aquello de "bien venidos a generación del Nuevo Poder", uno puede olvidarse de tanta aureola mística o misteriosa y confirmarse sencillamente: "Es fantástico".