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Tratamiento de choque en Francia contra la inseguridad del transporte

Lluís Bassets

La inseguridad en la carretera y en la circulación ferroviaria han dado lugar a un riguroso y polémico despliegue de medidas del Gobierno francés, como respuesta a las cifras catastróficas de accidentes registradas en los últimos días. El último fin de semana de julio, correspondiente al cambio de turno vacacional, produjo 135 muertes en la carretera, en buen número originadas por exceso de velocidad.En cuanto al riesgo ferroviario, un nuevo accidente, de características similares al que sucedió en la estación de Lyón (París) el 27 de junio, en el que murieron 56 personas, ocurrió el pasado sábado en la estación del Este de la capital, con un muerto y 52 heridos. En ambos casos, los trenes colisionaron por dificultades de frenado al entrar en la estación término, y los vagones de cabeza quedaron convertidos en una maraña de chatarra.

En la carretera, el Gobierno ha dispuesto que los propios prefectos departamentales (equivalente al gobernador civil español) bajen al tajo de las sanciones en los fines de semana del mes de agosto, para retirar de forma ejemplar los permisos de conducir a los conductores excesivamente veloces, durante un tiempo que oscila entre tres y ocho semanas. La retirada inmediata del carné sólo puede ser realizada en Francia por una autoridad administrativa como la del prefecto. En todos los departamentos, estos representantes del Estado, o en su defecto el subprefecto o el jefe de gabinete, presidieron el sábado o el domingo estos tribunales al aire libre, que obligaron a varias docenas de conductores franceses a regresar a casa en taxi o en auto stop y a los extranjeros a pagar en el acto 900 francos (18.000 pesetas) de multa por exceso de velocidad.

Los efectos han sido espectaculares y visibles en todas las carreteras y autopistas, donde se pudo observar una inusual prudencia. Una asociación de defensa del ciudadano ha denunciado las sanciones como "fascistizantes" y ha asegurado que violan la convención europea de los derechos del hombre.

La reiteración de los accidentes ferroviarios ha dado lugar a la apertura de varias investigaciones judiciales y administrativas y a la destitución fulminante del presidente de la SNCF (Red Nacional de Ferrocarriles), Philippe Rouvillois, nombrado por el anterior Gobierno conservador. Como sucediera en 1985, otro año fatídico para el ferrocarril en Francia, el Gobierno socialista ha decidido abrirse camino mediante la designación de un chivo expiatorio, mientras su ministro de Transportes, Michel Delebarre, declaraba que "la fatalidad no tiene nada que ver con este drama que constituye el problema de la seguridad en los transportes públicos".

Delebarre quiere asociar a los sindicatos de ferroviarios en el mejoramiento de la seguridad, aunque estos aseguran que son los planes de reducción del déficit, con reducciones de plantilla, iniciados por los socialistas en 1984, los que están en el origen del aumento de los riesgos. La SNCF prevé llegar al equilibrio de explotación en 1989, pero el incremento de los accidentes puede poner en peligro los planes de saneamiento económico.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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