Hablar sin decir
En estos días hablar -o escribir- sobre Michael Jackson parece llevarnos cada vez más profundamente hacia le campo de la especulación. Sus excentricidades, las visibles y las imaginadas por la Prensa sensacionalista, son un manantial inagotable de sorpresas.Michael Jackson ha creado un personaje y, al parecer, todos caemos en sus garras. Ama el mundo de la fantasía y quiere que todos entremos en él. La gente cercana a él en esta gira se empeña en desmitificar al cantante. Peter Clark, a cargo del montaje del escenario, dice que Michael Jackson no pide para sus camerinos ninguna insensatez.
"Él quiere sólo unos camerinos con muebles de piel y mesas de cristal, alfombrados; no pide nada con respecto al aire que respirará y, eso sí, exige que sea todo muy higiénico. No permite las flores con polen, pero es comprensible, porque pueden producirle alguna alteración o alergia. Tampoco pide cosas exóticas para comer; sólo comida vegetariana".
Recientemente ha salido a la venta en España la traducción de su autobiografía, Moonwalk (Plaza y Janés). La estrella del pop dejó hace mucho de ofrecer entrevistas y es poco lo que se sabe a ciencia cierta sobre él. El libro tampoco aclara nada. Si unimos todas las declaraciones que hace sobre sus ideas y su actitud ante la vida no llegamos a más de tres páginas. Las restantes 293 relatan superficialmente algunas anécdotas triviales de su infancia, y con mucho detalle, todos los acontecimientos de su carrera musical.
Habla, pero no dice nada. Desmiente en una sola frase, y sin justificantes creíbles, lo de sus operaciones de cirugía estética y su cambio de color en la piel. Lo demás es silencio.
Babelia
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