Triunfo de Richard Millian
Uranga / Esplá, Reina, MillianCinco toros de Martínez Uranga, con trapío, flojos, manajebles excepto 3º, 5º, sobrero de Jiménez Pasquau, chico, de escasojuego. Juan Antonio Esplá: pinchazo y media baja perdiendo la muleta (palmas y también algunos pitos cuando sale al tercio); dos pinchazos, otro hondo -aviso-, cuatro pinchazos y dos descabellos (protestas). Luis Reina: metisaca saliendo rebotado, pinchazo, estocada corta caída y descabello (aplausos y saludos); estocada corta delantera (ovación y salida al tercio). Richar Millian, que confirmó la alternativa: pinchazo y estocada contraria perdiendo la muelta (palmas); estocada caída (oreja). Plaza de Las Ventas, 24 de julio.
El diestro francés Richard Millian triunfó en su confirmación de alternativa, ayer en Las Ventas. Cortó una oreja. Cortar Una oreja en Las Ventas es, en tauromaquia, un cheque al portador, allá penas si la pidió público aficionado severo o turismo vociferante, allá penas si la concedió presidente estricto o funcionario que parece puesto por el ayuntamiento.
En la corrida de ayer había más turismo que afición y el presidente parecía puesto por el ayuntamiento, por lo que esa oreja queda un poco devaluada. Pero sería injusto atribuirla sólo a la general condescendencia, pues Richard Millian estuvo valiente en sus dos toros, aún más en el sexto, que fue el del triunfo, y se esforzó en depurar el toreo, embarcando las nobilísimas embestidas con suavidad y largura.
También hizo abuso del pico, que es ventaja censurable de oficio -la afición, cuando la hay, no lo perdona-, si bien en su caso llegó a constituir desventaja, pues pudo costarle un disgusto. Ocurrió en el pastueño toro que abrió plaza. Citaba al natural dando distancia, salía el pase bueno, y en uno de ellos, inesperadamente, metió no ya el pico sino toda la muletaza al ojo de allá del toro. Al perder el toro la roja guía, se quedó desconcertado en su carril, sin saber por donde tirar, hasta que apercibió al torero en posición de guardabarrera y lo volteó con absoluta desconsideración.
Además del pulcro toreo de muleta, Millian ensayó el de capa, ceñido en chicuelinas, y banderilleó sin excesiva brillantez, unas veces solo, otras alternando con Juan Antonio Esplá, que no lo hizo mejor. Juan Antonio Esplá padecía derechacismo febril y pegó tantos derechazos que ya ni los turistas le hacían fotos: las tenían repetidas. La boyantía de sus toros le insinuaba constantemente ese triunfo en Madrid con que sueñan los toreros, pero ni por esas.
A Luis Reina, en cambio, los toros le insinuaban enferemería. Su primero, manso de los que tiran el hachazo traicionero y escapan al galope, se encontró con un Luis Reina valiente y torerísimo que le echaba la muleta abajo arqueando la pierna, lo fijaba así, aguantaba derrotes que tiraban por alto las muletas y cortaban la respiración. También expuso en el quinto, al que cargó la suerte en las verónicas de recibo y porfió en las tandas muleteras por ambos pitones, consintiendo y templando cuanto permitían las medias arrancadas.
Causó excelente impresión Reina, triunfó Millian, y aquí tiene Chopera dos toreros para repetir en Las Ventas, junto a Fundi o Palomar, que el domingo anterior hicieron cosas buenas en esta plaza. Pero es imposible: antes de la corrida Chopera ya había anunciado los carteles de los dos domingos próximos. Chopera confunde Las Ventas con un cine.
Babelia
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