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Dukakis promete llevar el idealismo a la Casa Blanca

Francisco G. Basterra

El candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, Michael Dukakis, prometió a los norteamericanos el fin de la época de Ronald Reagan y el comienzo de 'una nueva era de grandeza" con una presidencia demócrata que estará marcada por el idealismo de los años sesenta y la competencia. El hijo de inmigrantes griegos cerró la convención de Atlanta con un discurso de tonos kennedyanos en el que proyectó una visión de América "que mire más allá de los encogidos ideales y las limitadas ambiciones de los últimos ocho años".

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Dukakis anunció a un partido unido que ganará en noviembre frente a su rival republicano, George Bush, y habló, con inspiración superior a lo habitual, de que ha llegado el momento de "un nuevo comienzo, una era de grandeza para América, que está ante el reto de una nueva frontera". El Gobernador de Massachusetts explicó por qué quiere ser presidente y adónde piensa llevar al país. Y pasó la prueba del liderazgo.El discurso, preparado por ex asesores de John F. Kennedy -Ted Sorensen le dio la redacción final-, lanza a este político que hasta ahora sólo se ha vendido como gestor competente en su Estado, al primer plano nacional. Y da esperanzas a los demócratas de reconquistar la Casa Blanca, que perdieron en 1980 con Jimmy Carter.

Tras 16 meses de campaña, este tecnócrata liberal del Noreste tiene por delante, sin embargo, una difícil batalla para batir a los republicanos en el sur y en el oeste, base geográfica que ha dado dos triunfos consecutivos a Reagan. Para ello cuenta con la ayuda del candidato a vicepresidente, el tejano Lloyd Bentsen, un conservador que no se distingue ideológicamente de Bush.

La prosperidad económica que vive EE UU debiera ser una plataforma ideal para un triunfo republicano, pero el cansancio de la era de Reagan, una serie de escándalos consecutivos, un cierto deseo de cambio y de competencia, unidos a la débil personalidad de Bush, hacen posible la elección, el 8 de noviembre, del candidato demócrata. Su principal problema continúa siendo su inexperiencia en política exterior. Y la percepción de que a pesar del espectáculo de concordia de la convención, Jesse Jackson, líder del ala radical del partido, pueda tener excesiva influencia en la campaña asustando a la clase media mayoritaria.

Dukakis, a quien las encuestas conceden una ventaja de entre 10 y 15 puntos sobre Bush, prometió una política internacional "que refleje la decencia, los principios y los valores del pueblo norteamericano". Este liberal moderado explicó a la convención que EE UU debe ser y será militarmente fuerte. "Pero debemos recordar siempre que nuestra mayor fuerza no deriva de lo que poseemos, sino de lo que creemos, no de lo que tenemos, sino de lo que somos".

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Competencia, no ideología

"Esta elección es de competencia, no de ideología; no es un debate sobre derrocar Gobiernos en Centroamérica, sino sobre buenos empleos en la América media", explicó Dukakis, quien elogió el diálogo entre Reagan y Gorbachov. "Podemos hacer mucho más para detener la proliferación de las armas nucleares y químicas", añadió. "Podemos hacer mucho más para traer la paz a Centroamérica y a Oriente Próximo. Y podemos y vamos a hacer mucho más para acabar con el apartheid en Suráfrica". Pero no dio detalles.

En su único ataque a Bush, al que no citó por su nombre, Dukakis dijo que su vicepresidente, Bentsen, no estará sentado en silencio cuando a alguien se le ocurra la loca idea de intercambiar armas por rehenes con Jomeini, "sino que entrará en el Despacho Oval y me dirá: 'esto es una locura que debe detenerse". "En mi Casa Blanca", añadió, "quien viole la ley será procesado, y si vendes armas al ayatolá no esperes el perdón del presidente". Esta frase provocó uno de los mayores aplausos de la noche.

Duke conquistó Atlanta. Dista mucho de ser un gran orador, como Jesse Jackson o Edward Kennedy, pero transmite integridad y consistencia, e incluso en la noche del jueves (madrugada del viernes en España) provocó emoción. Sobre todo cuando se le saltaron las lágrimas al hablar de su padre, llegado de Grecia a la isla de Ellis en Nueva York con sólo 25 dólares. "Vamos a ganar", dijo, "porque somos el partido del sueño americano, y y soy un producto de ese sueño".

Dukakis pronunció un párrafo de su discurso en español, refi riéndose a la influencia electoral de los hispanos, que puede ser decisiva en Tejas y California Sus promesas de un Gobierno en el que brillará la ética del servicio público y que promoverá oportunidades económicas para todos provocaron el delirio entre los 5.000 delegados asistentes, que interrumpieron el discurso en 99 ocasiones.

El mensaje principal, de Dukakis es de crecimiento y oportunidades para todos. Dukakis sitúa la educación como objetivo prioritario de su presidencia. Insiste también en los valores tradicionales, que quiere arrebatar a Reagan. Todo esto unido a cierto nacionalismo económico y un llamamiento a la competitividad de la industria y a una nueva época de invención y audacia.

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