Bruce Springsteen, al otro lado del muro
El cantante reunió a 160.000 espectadores en Berlín Este
JAVIER PÉREZ DE ALBÉNIZ ENVIADO ESPECIALBruce Springsteen arrolló en su primer recital ante público de un país del otro lado del muro. El cantante reunió el martes en Berlín Este a 160.000 alemanes orientales. En el gran concierto se superaron las previsiones más optimistas. El recital, por el que Springsteen cobró sólo una cantidad simbólica con la que cubrir gastos, fue de carácter benéfico. La recaudación será destinada a financiar la construcción de un hospital en Nicaragua. Nunca el boss había actuado ante un público tan numeroso, lo que suponía también el récord de asistencia a un concierto de música en la República Democrática Alemana.
Minutos antes de la hora de comienzo del recital, decenas de banderas norteamericanas y de pancartas flotaban entre el público. A dream comes true (Un sueño se hace realidad) rezaba una de ellas. Y es que Springsteen estaba contribuyendo a que se rompiese una pesadilla que comenzó en la madrugada del domingo 13 de agosto de 1961, fecha en la que soldados de la Alemania del Este iniciaron la construcción de una alambrada destinada a dividir en dos la ciudad de Berlín. Días después, un sólido muro de hormigón de 1651 kilómetros de longitud sustituyó al alambre de espinos, formando una dramática frontera.Berlín Oeste quedaba aislada físicamente, disfrutando de una espectacular amalgama de culturas y padeciendo un dificil equilibrio entre bloques. Durante este tiempo, 27 largos años, la zona este ha sufrido un duro bloqueo a nivel cultural, bloqueo que ha afectado directamente a la música rock.
Acontecimiento del año
Así, la actuación de Springsteen se convirtió en el acontecimiento juvenil del año, reuniendo en el estadio Weibensee Renilbahn, un recinto utilizado como velódromo situado a poco más de 10 kilómetros del muro, a más de 160.000 jóvenes, prácticamente en su totalidad ciudadanos de la República Democrática Alemana. Las entradas, de las cuales apenas 2.000 se pusieron a la venta en Berlín Oeste, tenían en taquilla un precio de 20 marcos (poco más de 1.300 pesetas), el coste de 100 viajes en metro. Enardecidos por la llegada del desconocido rock norteamericano, el público más tranquilo -que no frío- de Europa soportó estoicamente un sonido inadecuado para tal volumen de gente. Nada podía perturbar el acontecimiento musical del ano, y sus atentas miradas analizaban con fruición cada parte del escenario, cada columna de luces, los equipos de fotografía y vídeo de los escasos periodistas occidentales.
El boss salió a escena de improviso, sorprendiendo incluso a los miembros de su equipo, cuando pasaban unos minutos de las siete de la tarde. Inicialmente planteó su repertorio de forma muy distinta al del resto de conciertos de esta gira mundial, The Tunnel of Love Express Tour. Badlánds (Malas tierras), una canción amarga y al tiempo esperanzadora, sonó en primer lugar, convirtiéndose en toda una declaración de principios: "Por los que tienen una idea/ una idea profunda/ de que no es ningún pecado / alegrarte de estar vivo. / Quiero encontrar un rostro / que no me examine. Quiero encontrar un lugar donde escupir en la cara de estas / malas tierras. / Porque has de vivirlo cada día/ mientras te rompen el corazón. / Es el precio que has de pagar. / Sigue empujando hasta que lo entiendan / y estas malas tierras empiecen a tratarnos bien".
Springsteen se ha convertido, tras tres horas y media de actuación, en la estrella del quinto Berliner Rocksommer, un macrofestival de música rock organizado desde hace cinco años por el Freie Deutsche Jugend, las Juventudes Libres Alemanas. Además de servir de homenaje al noveno aniversario de la revolución sandinista, festejaba el 70º cumpleaños de Nelson Mandela y servía para recaudar fondos para la construcción de un hospital en Nicaragua. Este recital formaba parte de una serie de actuaciones veraniegas que: comenzaron el pasado 16 de junio, fecha en la que se iniciaron tres jornadas musicales por el desarme.
Grupos y solistas internacionales del calibre de Briam Adams, James Brown o Marillion actuaron los días anteriores al recital de Springsteen compartiendo cartel con bandas de las dos Alemanias: City y Rockhouse representaron a la RDA y Rainbow, a la RFA. Polonia, un país sin tradición rockera, no quiso perderse la fiesta y envió a Zoo-Zoo, un grupo de heavy-metal desacafeinado.
Sólo 'rock
Para finalizar un intensísimo concierto, y como última prueba de fidelidad a un público desconocido, interpretó Born in the USA. "He venido a tocar rock and roll, única y exclusivamente", aseguró nada más finalizar, "pero tengo la esperanza de que algún día caigan las barreras. No creo en este Gobierno, pero eso no impide que os asegure una cosa: tarde o temprano todos los muros, como el que divide esta ciudad en dos, van a saltar en mil pedazos".
La voz de su amo
Jon Landau, manager personal y voz actual de Springsteen, estaba especialmente hablador minutos antes del concierto de su pupilo en Berlín Este. Con su habitual aspecto de profesor universitario norteamericano, sonriente y dicharachero como nunca, rompió el silencio que había mantenido en el resto de la gira. "Es algo grande para nosotros tocar aquí unos días antes que en la parte occidental, rompiendo con mitos y tradiciones absurdas. No sabíamos nada de que el dinero del show de hoy es para Nicaragua, por lo que hemos decidido obligar a la organización a retirar cualquier tipo de publicidad política del estadio"."Sólo en un festival antinuclear, celebrado hace años en Nueva York, habíamos tocado ante más de cien mil personas, pero sólo fueron media docena de temas. Lo de hoy es una experiencia única", aseguraba Landau. "Ya hemos confirmado nuestra participación en los conciertos de Amnistía Internacional, y ahora nos estamos planteando ampliar futuras giras, actuando en lugares tan dispares como la India o algunos países africanos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.