British Aerospace, acepta las condiciones para la compra del grupo automovilístico Rover

British Aerospace (BAe) ha aceptado finalmente los términos de su adquisición del grupo automovilístico Rover pactados por la Comisión Europea y el Gobierno, propietario del grupo, al que esta decisión ha evitado un descalabro político.La ayuda financiera ofrecida por el Ejecutivo ha sido reducida, pero la compañía declara estar satisfecha con las garantías de flexibilidad en el desenvolvimiento del plan de desarrollo de Rover. La operación fue apalabrada en primera instancia el pasado mes de marzo, cuando el Gobierno aceptó vender Rover a BAe por 150 millones de libras (alrededor de 30.000 millones de pesetas) y endulzó el producto con 800 millones (unos 160.000 millones) de ayuda.

La Comisión objetó estos términos, por considerarlos lesivos para la competencia europea, y negoció con el Gobierno una nueva plataforma. Cuando la nueva fórmula estaba a punto de ser anunciada a bombo y platillo el pasado miércoles en el Parlamento, BAe pidió tiempo para reconsiderarla, en lo que se interpretó como una amenaza de retirada que hubiese colocado al Gobierno en una embarazosa situación. Tras 27 horas de frenética negociación, no exentas de presiones, todos los participantes en el drama comparecieron sonrientes para anunciar que las aclaraciones solicitadas por BAe habían despejado las dudas.

Cuáles sean tales aclaraciones es un misterio, pero el hecho es que BAe va a recibir sólo 547 millones de libras de las arcas gubernamentales, que no va a tener que reembolsar, y va a gozar de flexibilidad en el plan quinquenal de inversión y reestructuración por valor de 1.500 millones.

Los términos del plan son todavía secretos, pero se da por hecho que contempla una sustancial reducción en el número de sus 46.000 trabajadores, que pasarán a producir sólo modelos de la gama alta. La compañía acaba de presentar un primer semestre con beneficios (7,1 millones, antes de impuestos) por primera vez desde 1979.