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El teólogo progresista Castillo podrá permanecer en Granada

Francesc Valls

José María Castillo, profesor progresista de teología dogmática, no será sancionado por la jerarquía eclesiástica con su traslado fuera de Granada, donde imparte clases. En un primer momento, esta medida le había sido impuesta junto a su destitución indefinida en las tareas académicas, que sigue vigente. Los médicos han recomendado a Castillo que permanezca en Granada por motivos de salud.

Se desconoce si Juan Antonio Estrada -el otro profesor progresista destituido junto a Castillo- se verá obligado a abandonar la ciudad andaluza, en cuya facultad de Teología ambos imparten clase. Los dos destinos que inicialmente le habían sido ofrecidos a Castillo eran Roma o Jerusalén.Esta medida le había sido impuesta por la propia Compañía de Jesús, a la que pertenece, y no por la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde llegaron los juicios negativos de algunos obispos españoles sobre la actividad docente de los dos profesores destituidos.

Tres obispos españoles - el cardenal Ángel Suquía, Fernando Sebastián y Antonio Palenzuela- mantuvieron a finales de 1987 una entrevista con el propósito general de la Compañía de Jesús, Peter Hans Kolvenbach, en la que le expresaron la preocupación de algunos prelados sobre la formación que recibían los seminaristas en la Cartuja de Granada.

Las protestas que se registraron desde el pasado mes de mayo, cuando se hicieran públicas las medidas sancionadoras han pesado probablemente en esta reconsideración del traslado forzoso, que no se realizará por consejo médico.

En el caso de Estrada, su cambio de destino sigue en pie, aunque por el momento se desconoce la decisión final. Las destituciones de ambos jesuitas les fueron notificadas el pasado mes de mayo.

Las protestas surgidas en el seno de la propia Compañía de Jesús provocaron que, a mediados del pasado mes de mayo, un delegación andaluza de la Compañía de Jesús se dirigiera a Roma para solicitar una reconsideración de las sanciones impuestas a los dos teólogos.

Matías García, provincial andaluz, y José Luis Sicre, rector de la facultad granadina, regresaron de Roma sin conseguir que las medidas fueran suavizadas por la dirección de los jesuitas. Castillo y Estrada ya fueron objeto en 1981 de sanciones que afectaron a su tarea docente. El primero de ellos vio reducida su actividad a cursos de doctorado o licenciatura, sin intervenir en los ordinarios.

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