Budapest, ensayo para Moscú
El Vaticano hubiese preferido que el obispo húngaro de Szeced, monseñor Endre Syulay, no hubiese revelado los preparativos del viaje del papa Juan Pablo II a Hungría, que debería ser una especie de prueba para el viaje por antonomasia: el de Moscú.Pero, una vez que la noticia fue difundida por algunos periódicos europeos, tampoco ha sido desmentida. El secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, que acompaña al Papa en este viaje y que acaba de entrevistarse en Moscú con el líder soviético, Mijail Gorbachov, ha declarado ayer a la televisión austriaca que lo que es cierto por ahora es que el nuncio volante del Papa para los países del Este, monseñor Colastionno, ha estado recientemente en Budapest. Y ha añadido: "Ahora veremos lo que pasa".
Por su parte, el portavoz de Juan Pablo II, Joaquín Navarro Valls, interrogado ayer por los periodistas que siguen el viaje papal, declaró: "No puedo excluir nada porque naturalmente es el Santo Padre quien decide estas cosas; pero, normalmente, para llevar a cabo un viaje es necesario una invitación oficial del episcopado del país y de sus autoridades. Y dicha invitación aún no ha llegado". De hecho, el obispo húngaro había afirmado que estaban esperando tener resueltos los problemas de tipo económico y organizativo del viaje para enviar la invitación.
El jefe de prensa de la Embajada húngara en Italia había ya declarado días atrás al diario comunista L'Unitá que el Papa "realizará un viaje a Hungría el año próximo". Un importante prelado que acompaña al Papa en este viaje ha confirmado a EL PAÍS que ese viaje está en preparación y que el único problema es el económico, ya que el Estado húngaro no quiere aparecer como el que lo financia.
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