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ITALIA Y LOS AVIONES DE TORREJÓN

"La realidad ineludible" del arzobispo de Crotone

Monseñor Agostino acoge "con dolor" la llegada de los F-16 norteamericanos

Juan Arias

Monseñor Giuseppe Agostino tiene en su escudo arzobispal una rueda de tren porque su padre era ferroviario. Sobre la rueda, la cruz. Es arzobispo de Crotone, donde serán enviados los F-16 de Torrejón. En la conversación mantenida con el enviado de EL PAÍS no quería pronunciarse sobre la instalación de los 72 cazabombarderos norteamericanos en Italia, pero acaba calificando el hecho como una "realidad ineludible que no aplaudimos y que acogemos con dolor". El arzobispo de Crotone se define como "pacífico pero no pacifista".

Nació en Regio Calabria hace sesenta años. Es un eclesiástico vital que sabe reír con ganas. Dicen que va para cardenal, aunque él lo niega porque piensa que es excesivamente "liberal". Es el presidente de la Conferencia Episcopal de Calabria.Tiene miedo de los periodistas. "No tanto como personas", dice, "pero sí como corporación". Y sobre todo estos días, tras la polémica levantada por el secretario general socialista, Bettino Craxi, que ha acusado a los obispos de la región de Pulla de injerencias en los asuntos del Estado por haberse opuesto a la instalación de los F-16 en Italia por considerar que "todas las armas son fruto del pecado". Monseñor Agostino se había negado hasta ahora a hacer declaraciones. Y se escudaba diciendo que los obispos de la región están a punto de publicar un documento oficial sobre la decisión del Gobierno de instalar en Crotone los F16.A sólo nueve kilómetros del palacio arzobispal serán colocados los 72 cazabombarderos norteamericanos F-16 que dejarán Torrejón. El arzobispo no pronuncia nunca la palabra F-16. Durante todo el diálogo se refiere a ellos con la expresión "esa realidad".

Aluvión de periodistas

Afirma que no entiende por qué tantos periodistas pretenden hablar con él. "Me telefonean diez cada día", afirma antes de subrayar que la misión de un obispo es sobre todo rezar.Pero en la ciudad cuentan que el arzobispo ha sido siempre muy sensible al termómetro político que lo rodea. En Regio Calabria, años atrás, cuando la revuelta fascista, se puso al lado de la derecha. Le enviaron a Crotone, llamada la Leningrado del Sur porque ha sido hasta hace poco el único reducto de Calabria donde los comunistas eran mayoría. Y allí se puso al lado de ellos. Pero cuando empezó el declive del PCI y llegó al papado el polaco Wojtyla, creyó que había llegado la hora del socialismo y apoyó al partido que dirige Craxi.

Y ahora que en las últimas elecciones la Democracia Cristiana ha conquistado Crotone, monseñor Agostino afirma: "Que quede claro que yo soy pacífico pero no pacifista. Porque, hermano, tiene que saber que todos los ismos son malos. Nosotros estamos a favor de la comunidad pero no del comunismo, de la razón pero no del racionalismo, de la paz pero no del pacifismo.".

Se niega a decir si él y los obispos calabreses están o no, como los de la Pulla, contra los F-16. Pero va dando a entender poco a poco su posición cuando afirma que es necesario ser "realistas", porque en caso contrario se sale uno de la historia; que lo importante es que si llega "esa realidad" se la sepa "integrar en un desarrollo positivo de la ciudad".

Cuando se le pregunta si está entonces más de acuerdo con Craxi que con sus compañeros obispos de Pulla, da un salto en el sillón: "No, no es eso. ¿Ve por qué me dan miedo los periodistas? La cuestión es ésta: nosotros no podemos dar una respuesta política o técnica sino ética. No podemos cambiar las tornas y hacer nosotros el papel de los políticos y ellos el de los teólogos. Porque si llevamos las cosas a sus consecuencias extremas tendríamos que estar también contra las cárceles y contra la policía".

¿Entonces se han equivocado los obispos de la Pulla que han calificado como fruto de pecado todas las armas? Ante esta pregunta, el arzobispo de Crotone intenta salvar a sus colegas. Dice que hay que leer bien aquel documento: "Usted sabe muy bien que la paz es como el sol, que cada uno lo usa como quiere: unos para calentarse y otros para broncearse".

Los obispos calabreses se sienten más realistas. "Hay que distinguir, dice, entre las armas utilizadas como instrumento de potencia y las usadas para la defensa. Sólo las primeras son pecado, las otras no".

Pero ¿quién en el mundo acepta que construye armas no para defenderse sino para atacar?, pregunta el periodista. Gandhi, sin ser cristiano, estaba de parte de la utopía, de la no violencia.

El arzobispo dice que en principio lleva razón Gandhi, más aún, que solía decir que su único obstáculo para hacerse cristiano eran precisamente los cristianos.

Monseñor Agostino da por descontado que esa "realidad que no aplaudimos y que recibimos y con dolor" es ya ineludible, y que ellos no tienen "elementos de juicio para decir si podrán ser útiles o no a la paz". ¿Pero Jesús no estaba contra la espada? "Sí, pero también había venido a perfeccionar la ley y, sin embargo, se sometió a ella, y era tan realista que aun estando en contra de las armas acabó pagando el precio de ellas con la vida".

Este enviado le hace ver que existe la impresión de que los obispos de Calabria han cambiado de opinión desde que el presidente del Gobierno, el democristiano Ciriaco de Mita, defendió hace unos días ante el Papa en Calabria, para no dejarse desbordar por Craxi, el derecho del Estado a defender a los ciudadanos y a ser fiel a los pactos firmados. ¿Si Jesucristo viviera aquí, en Crotone, diría, como ustedes, que lo importante es que los F-16 no sean para la guerra sino para el equilibrio de la distensión o se manifestaría por las calles junto a los pacifistas contra los cazabombarderos? Monseñor Agostino no tiene dudas: "Estaría con nosotros". Y para demostrarlo afirma que Jesús "no era un populista, sino un hombre serio". Y poniéndose muy serio también él esta vez, dice: "Mire, mi preocupación en este momento es otra. Actualmente, aquí el partido... (le pido por favor que no lo nombre en su artículo) está en baja por vez primera después de muchos años y que va en busca de una bandera en torno a la cual aglutinar de nuevo consensos. Esta bandera es la de la paz".

Ecumenismo

Señala que en el documento de los obispos de Calabria se preguntarán si la "realidad" que va a llegar a Crotone será sólo un regalo de carácter económico, "cosa que sería muy fea". "Los obispos", añade "estamos preparados para que lo que va a venir sea algo positivo". Y ya han pensado a algo concreto: "A usted podrá parecerle banal, pero no lo es. Por ejemplo, mis sacerdotes me han dicho inteligentemente: ¿Por qué no escoge, señor arzobispo, a diez de nosotros y nos envía a estudiar bien el inglés para poder confesar a los americanos de la base?". Y cuando se le recuerda que quizá la mayoría de ellos será protestante y no se confesará, encuentra una salida. "Entonces desarrollaremos el ecumenismo. Eso, eso, el ecumenismo".

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