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Reportaje:

Otro 'Davos' para Chipre

La próxima entrevista entre Vasiliu y Denktash en Ginebra alienta la esperanza para unificar la isla

La cumbre greco-turca de la semana pasada en Atenas ha con mocionado y dividido a la opinión pública chipriota, pero ha puesto definitivamente sobre el tapete la necesidad de reanudar el proceso negociador entre las dos comunidades (turca y griega), que se miran desde 1974 con gesto ceñudo y que si no llegan a los tiros es por la presencia de 2.000 soldados de una fuerza de paz de la ONU. Si un encuentro en Davos (Suiza) entre Andreas Papandreu y Turgut Ozal abrió a finales de enero la vía del diálogo entre Atenas y Ankara, otro, esta vez en Ginebra, puede dar paso el mes próximo a una reconciliación entre Nicosia y Nicosia.En este caso el Egeo no está por medio. Y la capital de las dos Chipres es la misma, hoy divididas en dos. Nicosia Norte, sede del Gobierno de la autoproclamada República Turca de Chipre del Norte (RTCN, que sólo reconoce Ankara), y Nicosia Sur, capital de la República de Chipre, la grecochipriota, única expresión legal del conjunto de la isla para la comunidad internacional. Están separadas por una línea verde. Toda la isla está cortada desde que las tropas turcas ocuparon el norte en 1974, poco después de un golpe inspirado por los coroneles de Atenas que pretendía lograr la enosis (unión a Grecia).

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Incidentes con la tierra de nadie

En esta ciudad, la distancia que separa a los soldados anatólicos y a los miembros de la Guardia Nacional grecochipriota es a veces de sólo 15 o 20 metros y los cascos azules pasan a veces por serios apuros para evitar los incidentes.

Los buenos oficios del secretario general de la ONU han sido inútiles hasta ahora, pero a finales de abril Javier Pérez de Cuéllar hizo un nuevo esfuerzo al invitar a Vasiliu y Rauf Denktash, el líder turcochipriota, a que se reúnan. Ambos han aceptado. Será en Ginebra, en julio, en día aún por fijar. Y sin otra agenda que conocerse, presentar puntos de vista y decidir la reanudación de negociaciones formales, que se desarrollarían inmediatamente en Nicosia bajo los auspicios de la ONU. El objetivo es también que ambos se comprometan a intentar llegar a un acuerdo antes del 1 de junio de 1989.

Acusaciones mutuas

Intentos similares fracasaron estrepitosamente años pasados, alguno de ellos en el último minuto, entre acusaciones mutuas de intransigencia.Con el anterior presidente de la República de Chipre, Spyros Kyprianu, el bloqueo llegó a ser total. Pero en el palacio presidencial de Nicosia se sienta ahora un hombre nuevo, Georgios Vasiliu, un millonario con la vitola de independiente aunque su elección fuera posible gracias al apoyo comunista. Y este hombre abierto y amante del diálogo ha convertido la "flexibilidad en los medios" en una política de Estado. Claro que aún no sabe lo que le espera: para un economista amigo de ir directamente al grano, Rauf Denktash puede ser un hueso muy duro de roer.

Cuando se habla con ambos se tarda en empezar a ver las diferencias de posición. Toman como referencia acuerdos de 1977 y 1979 que prevén un Chipre unido y federal, con dos zonas diferenciadas y una Administración central, en el que la minoría turcochipriota (18% de la población, implantada ahora en el 37% de la isla) retendría, por ejemplo, la vicepresidencia y la cartera de Asuntos Exteriores. Pero no se ponen de acuerdo respecto a las atribuciones de cada uno de los dos Estados, la forma de separarlos y de unirlos, los poderes del Gobierno central, las garantías internacionales y las llamadas tres libertades: de establecimiento, propiedad y movimiento. Por decirlo en pocas palabras, la parte grecochipriota quiere un sistema como el norteamericano, en el que Washington (Nicosla) se reserve las mejores cartas de la baraja, mientras que la turcochipriota quiere una diferenciación clara de las dos zonas y comunidades, con pocos griegos en el Norte y pocos turcos en el Sur, de forma que cada parte tenga una libertad casi total para decidir sobre la mayoría de las cuestiones.

El abismo parece muy difícil de llenar, sobre todo cuando 30.000 soldados turcos y entre 45.000 y 65.000 colonos llegados al Norte desde Anatolia constituyen hechos consumados que envenenan la atmósfera. Denktash, que en el fondo desea que las cosas sigan como están, no podrá con facilidad llenar la mesa negociadora de noes. Podría impedírselo un cierto cambio en la actitud de su padrino turco, consecuencia del espíritu de Davos. Es cierto que el comunicado final de la cumbre mantenida en Atenas por los primeros ministros de Atenas (Andreas Papandreu) y Ankara (Turgut Ozal) ni siquiera mencionaba la palabra Chipre, pero también lo es que el problema se convirtió en el eje de las reuniones, que Papandreu dijo que ve "una luz al final del túnel" y que la petición turca de integración plena en la Comunidad Europea está destinada al fracaso mientras uno de los doce, Grecia, mantenga su veto. Y seguro no lo levantará sin una evolución positiva respecto a dos contenciosos clave: Chipre y el mar Egeo.

Vasiliu, olvidados ya los enfrentamientos de la campaña electoral, cuenta con el apoyo de los comunistas y del que fue entonces su mayor rival: Glaflos Clerides, líder del derechista partido DISY. Eso supone, aproximadamente, dos tercios de los votos. Le basta, aunque el pairtido de Kiprianu (DIKO) y el socialista EDEK de Vasos Lisarides, estén contra la reanudación del diálogo mientras sigan en el Norte los soldados y los colonos turcos.

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