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La Europa de la defensa

El síndrome milenario y secular ante este fin de siglo, en el que parece que todo se cuestiona y se tambalean los principios, valores y creencias de la civilización de Occidente, afecta también al campo de la seguridad y la defensa, máxime después de la firma y ratificación del tratado INF entre Washington y Moscú.

El escenario político mundial está en movimiento y no hay más que hacer un rápido repaso a la conflictividad actual para comprobar que han variado los centros de poder. Que España haya. sido por primera vez anfitriona del Consejo Atlántico bajo un Gobierno socialista que esgrimió como uno de sus eslóganes de campaña para alcanzar el poder "OTAN no", es la mejor prueba. Queremos congratularnos de que nuestro Gobierno haya rectificado porque, efectivamente, los principios generales de la defensa no pueden alterarse y, más. bien, como afirmaba lord Carrington, secretario general de la, OTAN, "no podemos bajar la guardia", aunque estemos asistiendo al nacimiento de una nueva era que ha sido calificada "del alivio nuclear".Se ha dado, en efecto, un primer paso hacia una nueva distensión, que es lo que lleva necesariamente a debatir en profundidad todas las implicaciones estratégicas y políticas que el nuevo acuerdo INF y todos los convenios futuros plantean de cara a garantizar la paz.

Pero, ¿cómo se garantiza la paz? ¿Podemos afirmar que el INF representa realmente un avance hacia un mundo más seguro? Digamos, en primer término, que el acuerdo es importante, porque crea una situación totalmente nueva al restituir todo su valor a las fuerzas clásicas convencionales, que hace que la amenaza potencial contra la Europa occidental sea más temible que cuando, en 1949, se creó la Alianza Atlántica, ante la aplastante superioridad actual en este terreno de la Unión Soviética.

De todos es sabido que las aspiraciones máximas de la política exterior de cualquier Estado son la seguridad y la expansión, y por ello a nadie debe de extrañar que Gorbachov quiera continuar su política de expansionismo soviético, no utilizando los métodos tradicionales de conquistas militares, sino a través de la combinación de una serie de medios diplomáticos, psicológicos, ideológicos, económicos y, en último caso, también militares, a través de la gran estrategia que la perestroika representa.

Por ello, ahora más que nunca nos interesa construir una Europa consolidada a este lado del telón de acero, también en los planos de seguridad y defensa, para lo cual no es necesariamente el desarme el único camino. La existencia de la OTAN y del Pacto de Varsovia, junto a un prolongadísimo período de paz en torno a ellos, así lo demuestran.

La OTAN ha protegido durante 40 años la libertad y ha mantenido la paz en Europa por un período de tiempo tan prolongado que tendríamos que remontarnos a la Edad Media para encontrar un ejemplo similar. En efecto, sólo con una organización política y militar como la OTAN se pudo hacer frente a lo que se nos avecinaba a los europeos libres después de la II Guerra Mundial, igual que ya les había ocurrido sobre su soberanía -y de qué forma- a checos, polacos, alemanes del Este... En efecto, la peculiar forma de entender la "democracia y las elecciones libres de Stalin" hizo que quienes no compartían tan peculiar visión se unieran para evitar un camino de ida hacia un mundo de miseria, tiranía y miedo, del que ningún país que lo haya iniciado ha regresado jamás.

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¿Y hoy? Ante una alianza en la que algunos miembros tratan de servirse a la carta, como afirmara lord Carrington;

- ante una conciencia creciente de que después del tratado INF es necesario un replanteamiento del papel y objetivos de la OTAN (como si de un nuevo informe Harmel se tratara);

- ante una UEO que invita a España a formar parte de sus miembros, y sobre todo,

- ante una superioridad armamentista de la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia,

- ante tal situación, bienvenido sea el inicio de conversaciones y negociaciones con la UEO en orden a nuestra integración en dicho organismo, porque hemos de contribuir, desde España, a aumentar la cooperación y la coordinación en materia de defensa como afirmación de una mayor entidad europea, ya que una Europa militarmente débil siempre ha interesado a Moscú.

Pero siempre que dicha identidad europea consiga su pleno desarrollo, en materia de seguridad y defensa, dentro de la Alianza Atlántica. En primer lugar, porque Reagan, lejos de pensar en retirarse, ha afirmado que la OTAN es "núcleo de la política exterior americana". Y en segundo lugar, porque solos no somos capaces, hoy por hoy, de asegurar plenamente nuestra defensa frente a la URSS. Europa existe: es una realidad económica, cultural y también política. Ha superado dificiles pruebas, y en la actualdiad se dispone a alcanzar, en 1992, una de sus metas: la libre circulación de bienes y personas, es decir, el verdadero Mercado Común, a través de la entrada en vigor del Acta única Europea.

Por ello es imprescindible que Europa tenga también su voz en materia de defensa. Y para que esto sea así, no olvidemos que la OTAN, que se creó para defender una determinada forma de entender la democracia, la economía, las relaciones entrego bernantes y gobernados, las libertades y, en definitiva, el mundo, a través de un modelo de sociedad que juzgamos mejor que el de los países del Este, ha tenido, no sólo un éxito clamoro so al defender estos valores y principios de la civilización de Occidente, sino que, además, ha conseguido mantener la paz.

¿Se puede pedir más a una organización? Yo creo que sí: se le puede pedir que continúe realizando tan imprescindible, meritoria y digna labor, porque cuando tina civilización está dispuesta a defender por encima de todas las ideas, principios y valores que sustentan su convivencia, lo demás, incluida la paz, se le da por añadidura. Y como la OTAN sólo puede negociar con éxito con el Este, tal y como lo ha venido haciendo hasta ahora, en la medida en que mantiene unida, cohesionada y en orden su propia defensa, contribuyamos también desde España a mantener, como Europa, dicha cohesión y unidad.

Porque no se trata de defender un expansionismo imperialista, s¡no de defender y promover ideales éticos para hacer que el mundo sea mejor, más seguro, más; justo y más democrático.

es diputada de AP por Madrid.

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