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2.000 personas asistieron al funeral por Tarradellas ante la catedral de Barcelona

Unas 2.000 personas asistieron ayer por la mañana al funeral por el ex presidente de la Generalitat, Josep Tarradellas, celebrado frente a la catedral de Barcelona, que fue presidido por el jefe de¡ Gobierno, Felipe González, y el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. El funeral contó con la asistencia de las principales autoridades políticas y militares de Cataluña, así como con la de¡ ex presidente Adolfo Suárez. En la homilía, el cardenal arzobispo de Barcelona, Narcís Jubany, recordó al "cristiano Tarradellas" y destacó su fuerza de voluntad, coraje y vocación política. Al acabar la ceremonia religiosa se cantó el himno nacional de Cataluña, Els segadors.

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El ex presidente fue enterrado en Cervelló, su localidad natal

La comitiva había partido a las 10,30 h. de la mañana del Palau de la Generalitat en dirección a la avenida de la Catedral. El recorrido, de aproximadamente un kilómetro, fue realizado a pie por las autoridades políticas que precedían el coche fúnebre y a los familiares del ex presidente fallecido. Una vez ante la catedral, el féretro con los restos mortales de Tarradellas fue recibido por una sección de la policía autonómica, los Mossos d'Esquadra.De acuerdo con las normas de protocolo acordadas por las diversas instituciones, las autoridades se separaron en dos grupos. A la derecha del altar junto con la familia, se situaron Pujol, los miembros de su gobierno, y los representantes de las fuerzas políticas catalanas. A la izquierda, se colocó el presidente del Gobierno, el ministro de Defensa, Narcís Serra, Suárez, las autoridades militares, y los representantes de la administración local encabezados por el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall.

La ceremonia religiosa, oficiada íntegramente en catalán, fue concelebrada por el cardenal arzopispo de Barcelona, y los abades de Montserrat y Poblet, Cassià Just y Maur Esteve, junto con otros sacerdotes. Al iniciar la homilía, el cardenal Jubany, después de mencionar a la viuda de Tarradellas, invirtió la prelación que determina el protocolo, y se refirió en primer lugar al presidente de la Generalitat y después al presidente del Gobierno. El cardenal empezó recordando que Tarradellas profesaba la fe cristiana. "Fue un hombre", afirmó, "que tuvo aciertos y errores, y también su vida, como la nuestra, fue una dialéctica entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte". Bajo un enfoque nacionalista, Jubany glosó las palabras pronunciadas por Tarradellas el día de su regreso a Cataluña. "El Ja soc aquí", dijo, "fue un grito que invitaba a todos a seguir adelante por los caminos de nuestra historia nacional". Al finalizar la ceremonia religiosa se cantó el himno Els Segadors y las autoridades expresaron su condolencia a los familiares. El presidente del Gobierno, que no asistió al entierro, partió inmediatamente hacia Madrid.

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