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Una madre de 19 años llevó el cadáver de su hija de tres meses a un Ayuntamiento granadino

El grupo de concejales independientes de Atarle (Granada) ha pedido que se investiguen las circunstancias de la muerte de una niña de tres meses cuyo cadáver fue llevado al Ayuntamiento por su madre y una hermana de ésta para preguntar qué hacer con él. La pequeña, enferma terminal de meningitis, fue dada de alta en el centro materna de Granada esa misma tarde del pasado miércoles para que muriese en su domicilio.

El fallecimiento se produjo durante el traslado en un turismo. Los familiares, sin embargo, primero llevaron el cadáver al ambulatorio de la seguridad social de Atarfe y más tarde al ayuntamiento."Teníamos una reunión en la casa de la cultura cuando un policía local se presentó diciendo que había dos mujeres con una niña muerta en el cuerpo de guardia. Cuando llegué encontré a dos jóvenes, una de las cuales acunaba un bulto entre sus brazos", relata el concejal Francisco Mansilla. La madre del bebé, Manuela de Cádiz, de 19 años, contó que habían hecho el camino desde el centro médico a bordo de un vehículo particular y que su hija había fallecido en el camino. "Como no tenemos dinero nos han dicho que viniéramos al ayuntamiento", recuerda Mansilla que le dijo la tía de la fallecida.

Manuela, que pertenece a la comunidad gitana de Atarfe, llevaba consigo un impreso extendido por la seguridad social donde se certificaba que su hija Rocío padecía meningitis. "Me preocupó sobre todo que hubiera podido haber contagio, ya que desconocíamos si alguien había mantenido contacto con la pequeña", manifestó Mansilla.

Tras intentar localizar sin éxito al pediatra para que certificara la muerte, el concejal mandó llamar a un médico del pueblo que, en principio, nada pudo hacer debido a una contradicción en el nombre de la niña, que aún no había sido inscrita en el registro civil. Mientras la madre la llamaba Rocío, en un volante oficial constaba Estrella. Al final, tras intervenir el juez de paz, se firmó el certificado de defunción.

Luis Manuel Torres, director del centro maternal, declaró ayer que es habitual que los médicos extiendan altas voluntarias para que los enfermos terminales mueran en su domicilio. "Son enfermos críticos a los que ya se les ha retirado el soporte instrumental médico. En este caso, la niña estaba muerta cerebralmente. La entregamos a la familia porque si hubiera fallecido en el hospital se hubieran producido molestias y un mayor coste del servicio fúnebre, añadió. Luis Manuel Torres desconocía si el traslado se hizo en ambulancia, como es habitual en estos casos.

"La familia era consciente de que la niña podía morir a la salida del hospital", agregó. La pequeña llevaba un mes ingresada en el centro maternal afectada por una meningitis complicada con una neumonía.

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