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La 'cumbre' árabe reafirma el derecho del pueblo palestino a su propio Estado

Los jefes de Estado árabes, reunidos durante tres días en Argel,reafirmaron ayer el derecho del pueblo palestino a constituir un Estado independiente en los territorios ocupados por Israel en 1967. Los grandes del mundo árabe proclamaron también que la OLP debe participar en una hipotética conferencia de paz en Oriente próximo y acordaron una ayuda económica a la intifada.

La cumbre árabe extraordinaria dedicada a la sublevación palestina terminó en la tarde de ayer, sin que de sus primeras conclusiones conocidas puedan deducirse nuevas propuestas que contribuyan de modo eficaz a la solución pacífica del conflicto de Oriente Próximo.Los árabes han confirmado sustancialmente sus conclusiones de la cumbre de Fez de 1982. Se trata de un reconocimiento implícito de Israel, al que no se pide sino la retirada de los territorios ocupados en 1967 y cuyo derecho a vivir en paz y dentro de fronteras seguras es aceptado por vías indirectas.

Conferencia internacional

Para llegar a esos objetivos, la cumbre de Argel, a diferencia de la de Fez, propone un instrumento preciso: la conferencia internacional de paz bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El derecho de la OLP a participar en esa conferencia con voz propia y no bajo el manto protector de Jordania, ha sido unánimemente aceptado.Para la OLP, la reunión de Argel ha sido una victoria política. Los jefes de Estado árabes, en particular los considerados moderados, no han querido, sin embargo, rechazar de plano el llamado plan Shultz, en contra de lo que les había pedido Yasir Arafat.

Para los palestinos del interior, los que tiran piedras, hacen huelgas, y mueren en Tierra Santa, la magna concentración de la capital magrebí no ha aportado esas "medidas concretas y realistas" que necesitaban. Los árabes, eso sí, han acordado un apoyo económico a la intifada, cuya cifra concreta no se conocía a la hora de cerrar esta edición.

Un cálculo independiente estima en 40 millones de dólares mensuales el costo que la continuidad de la revuelta supone para los palestinos de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. Pero a lo largo de estos días, el presidente sirio, Hafez el Assad, y el rey Hussein de Jordania han asegurado haber recibido tan sólo la mitad del dinero que otra cumbre árabe les acordó por su condición de .países de la línea del frente".

"Los ojos de los niños y los viejos de los territorios ocupados están fijados en vuestras caras. No les desilusionéis", había dicho Arafat a los dignatarios reunidos en el hotel El Aurassi. Por el momento, esos niños y ancianos han recibido grandes declaraciones de solidaridad y promesas de todo tipo de apoyo. Muchos observadores dudaban ayer en Argel de que eso sea suficiente para contentarles.

Como es habitual en este tipo de ocasiones, la cumbre ha servido para limar algunas de las muchas diferencias que oponen a los árabes entre sí. Hussein y Arafat sostuvieron una "larga y cálida" reunión; Chadli Benyedid y Hassan II lograron despejar la tormenta provocada por la actividad del Polisario en Argel; Hafez el Assad y Amin Gemayel hablaron por primera vez en mucho tiempo del futuro del Líbano.

Gaddafi, ausente y altivo, dio la nota durante la reunión con sorprendentes modelitos de extraño aire árabe y factura italiana. El libio daba la impresión de estar a disgusto en Argel. Abandonaba a mitad las reuniones y diciendo que le llamaban si se decía algo interesante y daba la espalda cuando hablaba Hassan II y lucía un guante blanco en una mano para no tocar la de los dirigentes que habían saludado a israelíes.

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