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Entre comisario y jesuita

Víctor Hugo Tinoco figura clave del diálogo de paz y canciller de hecho de Nicaragua

Antonio Caño

Si hubiera que atribuir a una sola persona el mérito por la marcha de las negociaciones de paz entre el Gobierno sandinista y la contra, ésa sena Víctor Hugo Tinoco, vicecanciller de Nicaragua. Ha participado en todas las conversaciones directas e indirectas celebradas desde hace seis meses. Y es además el principal ideólogo de la posición gubernamental. De ahí el valor de sus palabras cando afirma, sobre los resultados de la última ronda de diálogo con Resistencia Nicaragüense: "Hemos aceptado prácticamente todo su planteamiento democrático".

La imagen de Tinoco, a medio camino entre el comisario político leninista y el sacerdote jesuita, esconde al más hábil y avezado negociador con que cuenta su país. Se formó en el largo proceso de Contadora, se confirmó en Esquipulas y se ha doctorado en el diálogo por la paz en su país. Frío y prudente, nadie recuerda haberle visto en dificultades en una conferencia de prensa ni que haya faltado a ninguna cita importante de la diplomacia nicaragúense. Es, por méritos propios, el canciller de hecho, dejando para la figura mítica del sacerdote Miguel D'Escoto un papel casi ornamental.Sus opiniones -representativas, además, del ex guerrillero que evolucionó políticamente al mismo ritmo de la revolución sandinista- reflejan el optimismo moderado con el que el Gobierno nicaragüense encara la ronda negociadora de los próximos días 7, 8 y 9. "Efectivamente, se ha ido avanzando más y más", dice, "el problema está en que a medida que avanzamos la situación se pone más tensa para aquellos sectores que no quieren el acuerdo. Eso explica que Enrique Bermúdez (el jefe militar de la contra) participe ahora, porque es más fácil impedir resultados desde dentro que desde fuera".

Columna vertebral

Tinoco presidió la delegación sandinista en las conversaciones de Santo Domingo, San José y Guatemala. Desde que las reuniones comenzaron a celebrarse en Managua y el jefe de la misión gubernamental fue el general Humberto Ortega, su figura ha pasado a un segundo plano, pero quienes siguen de cerca el proceso afirman que sigue siendo Tinoco quien elabora el grueso de las propuestas de su delegación. "Es la columna vertebral de este proceso", aseguraba una fuente próxima a las negociaciones.

Tinoco defiende ahora lo mismo que defiende, más de ocho años después de la victoria revolucionaria, el régimen sandinista: realismo. "Es cierto que se están abordando temas políticos", reconoce, "se está definiendo una agenda para el diálogo político nacional. Aparentemente no debe de haber mayores problemas ahí, porque ellos hicieron una propuesta de nueve puntos de los cuales nosotros aceptamos seis íntegros y otros dos modificando el lenguaje. Prácticamente todo su planteamiento está aceptado".

Obviamente esto, "junto al hecho de que la contra esté hablando claramente de un desalzamiento (entrega de armas), nos acerca a una solución".

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También cree que "seguramen te la aparición de George Shultz dirigiendo el tema de Centroamérica puede ser positivo para llegar a un acuerdo" Al mismo tiempo, teme que las divisiones en el seno de la contra sean un elemento que actúe contra el acuerdo. "En la alianza táctica entre Bermúdez y Alfredo César nadie sabe quién instrumentaliza a quién. César se presenta como manipulando a Bermúdez, pero al final puede ser Bermúdez el que manipule a César".

En beneficio del acuerdo, Tinoco considera que todos los temas políticos pueden ser abordados, incluido el de la separación entre el Ejército y el partido Frente Sandinista. "Es un tema discutible para tratar de determinar hasta qué punto actúa el Ejército a las órdenes del partido". "El problema", añade, "es que el sandinismo no es un partido, es la ideología de la revolución. El Ejército Popular Sandinista no es el ejército del Frente Sandinista, sino el de la revolución sandinista, que es un conjunto de logros y leyes, una ínstitucionalidad ya establecida". Hay muchos casos similares; por ejemplo, en México el partido tiene la misma bandera que la nación".

Calendario pactado

"Yo creo que no se perdería mucho cambiando el nombre al Ejército (para quitarle el apellido sandinista), pero yo me pregunto: ¿se pierde algo con que siga llevando ese nombre? En todo caso, si esto se convierte en un problema serio, hay formas de expresar el desacuerdo en las elecciones". Elecciones cuyo calendario el Gobierno está dispuesto a pactar, según Tinoco, con la contra y con los partidos ya legales. "Nosotros hemos propuesto que las muniipales se celebren entre seis y ocho meses después de que Heguemos a un acuerdo".

Según Tinoco, la mayor parte de las condiciones democráticas que exige la -contra están ya incluidas en la Constitución nacional, "pero si quieren más garantías podemos hablar de eso". No cree que la adopción de reformas pactadas con los rebeldes haga cambiar el carácter del sistema nicaragúense. "Nosotros tenemos", explica, . un modelo democrático revolucionario, con una democracia representativa y participativa, pero además revolucionaria. Lo democrático se da en las formas de expresión, en la elección de las autoridades, en la participación del pueblo y en sus objetivos; y es revolucionaria en el sentido de que está orientada a beneficiar fundamentalmente a los sectores trabajadores".

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