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CITA EN MOSCÚ

Satisfaccion sin euforia entre los aliados

Los aliados de EE UU acogieron ayer con satisfacción, pero sin euforia, los resultados de una cumbre, cuyo principal mérito es, en opinión de varios titulares de Exteriores, haber institucionalizado las relaciones de los líderes de ambas superpotencias. Procedente de Moscú y de camino hacia Londres, donde se encuentra el presidente Ronald Reagan, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, hizo una parada en la capital belga para informar a los ministros aliados, entre los que figuraba el español Francisco Fernández Ordoñez, de "los resultados prometedores para el porvenir" de la cumbre de Moscú.

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Próxima parada, Madrid

Aunque lamentó la no conclusión del acuerdo de reducción de armas nucleares estratégicas (START) Shultz afirmó en la conferencia de prensa que tuvo lugar al final de la reunión que al no' estar listo el tratado para la firma, "Ia cumbre careció de elemento dominante y se produjo así una reflexión en profundidad sobre el significado de este cuarto encuentro". "Buscamos", añadió una relación entre EE UU y la URSS, entre el Este y el Oeste, mis amplia y más sólida".La falta de ese "elemento dominante" ha permitido también ahondar las discusiones sobre los conflictos regionales y acaso sea el de África Austral dónde se ha producido el más apreciable acercamiento de puntos de vista. Shultz resaltó que la URSS se había mostrado especialmente cooperlativa sobre Angola, dónde Cuba mantiene tropas, y esperó "haber logrado arreglar algo para el 29 de septiembre", cuando se celebre el décimo aniversario de una resolución del Consejo de Seguridad sobre la cuestión.

La opinión de los aliados eurepeos quedó probablemente resumida por el jefe de la diplomacia italiana, Giulio Andreotti, quien, tras felicitarse por los pequeños acuerdos concluidos con motivo del encuentro moscovita, declaró que este constituía "un nuevo progreso en el camino del fortalecimiento y de la institucionidización de las relaciones soviético-norteamericanas".

Ambos líderes, prosiguió Andreotti, "han abierto realmente una fase nueva en las relaciones Este-Oeste" en la que uno de los papeles de Occidente es "fácilitar, deni ro, de lo posible, el avance de los cambios de la política exterior e interior de la Unión Soviética susceptibles de reducir las tensiones".

En el último discurso que pronunciará en Bruselas como secretario general de la OTAN, Icrd Carrington dio ayer por la tarde en el Instituto Real de Relaciones Internacionales una explicación más psicológica de lo sucedido en Moscú al afirmar que Reagan y el secretario general Mijail Gorbachov "han establecido unas relaciones de amistad que son, en general, raras entre personalidades políticas y que no tienen precedente entre dirigentes soviéticos y norteamericanos". "El respeto, la creciente confianza y el afecto que se tienen mutuamente son reales" añadió el secretario general antes de resaltar que "esos lazos personales son, nosotros todos esperamos, un buen augurio para las nuevas reducciones...".

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La única nota ligeramente discrepante fue expresada por Francia, cuyo ministro de Asuntos Exteriores estuvo ausente de la reunión bruselense, pero su homólogo de Defensa, Jean Pierre Chevènement, aprovechó la ocasión para reiterar en París que "las negociaciones entabladas entre Reagan y Gorbachov no tienen ninguna incidencia directa sobre nuestra política de defensa que es independiente".

[La URSS ha empezado ya el desmantelamiento y destrucción de los misiles de alcance intermedio en cumplimiento del tratado INF cuyos instrumentos de ratificación fueron suscritos durante la cumbre de Moscú.]

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