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Una empresa desaparecida fabricó el raticida vertido en Palencia

La empresa química Celmar Española, radicada en Luchana (Vizcaya) y al parecer fabricante de las 360 toneladas del producto tóxico -con toda probabilidad un raticida- arrojado en las proximidades de Aguilar de Campoo (Palencia), cesó en su actividad industrial hace aproximadarnente un año, según manifestó ayer el propietario de la empresa de Transportes Bombín, tambien de Vizcaya, que llevó a cabo el traslado de la mercancía.El mismo portavoz de la empresa transportista se negó a revelar por orden de quién se había llevado a cabo el traslado y se limitó a señalar a "un contratista". La empresa, al parecer de propiedad belga, no aparece en los registros habituales.

Por otra parte -informa Luis Miguel de Dios desde Valladolid- numerosos grillos, mariposas y otros insectos han aparecido muertos en las proximidades de Aguilar de Campoo (Palencia), en el lugar donde la pasada semana fueron arrojadas las 360 toneladas del producto químico procedente de Vizcaya.

Ayer concluyeron los trabajo de retirada de los vertidos y su retorno a Euskadi, realizados por la misma empresa que los lle vó al norte de Palencia. En total han sido cargados unos 20 camiones de gran tonelaje.

La empresa Transportes Bombín consiguió la autorización para realizar estos vertidos en unos hoyos existentes cerca de la carretera nacional 611 tras hablar con el alcalde pedáneo de Cabria, Elidio Gutierrez (AP) y ofrecerle 200.000 pesetas para la junta vecinal de esta localidad que cuenta con 40 habitantes, según confirmó ayer Pedro Arístegui, tertiete de alcalde de Aguilar que recogió la versión dada por aquel.

Siempre según estas fuentes al alcalde de Cabria le dijeron que se trataba de abono.

El ayuntamiento de Aguilar de Campoo no se ha puesto en contacto con Celmar Española, la empresa que supuestamente fabricó el producto, sino que sus conversaciones han sido siempre con Transportes Bombín, cuyo representantes accedieron inmedíatamente a la retirada del producto y fueron quienes dieron e nombre de Celmar Española. Al parecer también enseñaron en el ayuntamiento de Aguilar, cuando se les pidió información sobre el producto arrojado, una etiqueta de un raticida que según ello contaba con autorización de la Generalitat de Cataluña para su comercializacíón. Dijeron también, después de haber realizado los vertidos, que el raticida no tenía demasiada virulencia y que era una partida en mal estado.

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