Tercio desastroso
El tercio de varas, lamentable por la ausencia total de torería que tiene la mayor parte de los picadores, en Madrid adquiere caracteres de desastre, a causa de una cuadra de picar inútil y saturada de droga.Cada tarde sacan un caballo que en cuanto olfatea al toro, se pone a girar sobre sí mismo. Asombra cómo puede salir ese caballo al ruedo, si pasa un reconocimiento veterinario y el reglamento indica que los caballos que se utilizan para la suerte de varas no pueden tener resabios. Pero asombra también que no intervenga la autoridad ordenando retirarlo, como es su obligación, ni en su defecto el director de lidia.
Otros caballos dan todos los síntomas de padecer un colocón supino, y los hay que se tumban en cuanto les achucha el toro, caso de los que se emplearon en la corrida del pasado lunes, cuyas reses dieron una engañosa sensación de poder, por este motivo.
Entre percherones alucinados y sin doma, manguitos antirreglamentarios -que se continúan utilizando en Las Ventas, a pesar de que los presidentes declararon enfáticamente que habían acabado con esta corruptela- puyazos carniceros por los espinazos, cariocas y otros excesos, el primer tercio es pasto de la prepotente acorazada de picar, y pues se trata del fundamental de la lidia, toda la fiesta queda destruída por culpa de la irresponsabilidad e incompetencia de unos pocos.
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