Los comunistas yugoslavos proponen un relevo generacional para superar la crisis
El jefe de la Liga de los Comunistas Yugoslavos (LCY) en la República de Serbia, SIobodan Milosevic, pidió ayer la convocatoria de un congreso extraordinario del partido para un relevo general de la dirección en caso de que la situación política y económica del país no se haya estabilizado en otoño próximo. En principio, el próximo congreso está previsto para 1990. La propuesta de Milosevic tiende a un relevo generacional semejante al habido en la conferencia nacional del partido comunista húngaro hace 10 días.
Pese al eco que tuvo la conferencia de Budapest, ya es evidente que la parálisis de los comunistas yugoslavos les impide emular a sus camaradas húngaros en la conferencia. Frente a las intervenciones espontáneas en Budapest, los delegados de la LCY tuvieron que presentar previamente, y por escrito, sus intervenciones; no se permitieron alegaciones de respuesta, y muchos delegados se limitaron a relatar problemas de sus empresas o regiones, sin referirse a los problemas claves: la reforma constitucional, el pluralismo político y el papel del partido comunista en la sociedad.Aunque entre los 800 delegados parece existir acuerdo en que son necesarias profundas reformas económicas para frenar el vertiginoso deterioro de la situación general del país, las diferencias en la LCY, dividida en ocho organizaciones de las seis repúblicas y dos provincias autónomas, siguen bloqueando toda solución práctica. Mientras, el nivel de vida ha caído un 40% en ocho años; la inflación es la mayor de Europa, con más del 150%, y el desempleo alcanza a más de un millón de personas.
En el terreno político, muchos parecen aún apostar por fórmulas retóricas como "reactivación del papel dirigente del partido" y la "firme oposición a las tendencias socialdemócratas y burguesas", y rechazan toda vía hacia el pluralismo. Los dirigentes comunistas más liberales, como el jefe del partido en Eslovenia, Milan Kucan, han advertido ya que no habrá soluciones económicas sin reformas políticas.
Se trata de un intento de recuperar la credibilidad imprescindible para aplicar con mínimas posibilidades de éxito las drásticas medidas de saneamiento de la economía, que se halla actualmente por los suelos debido a la ineficacia de la gestión del Gobierno de Branko Mikulic. Una credibilidad dañada por los nuevos escándalos de corrupción de los dirigentes comunistas y por las informaciones sobre intentos anticonstitucionales del Ejército para presionar al Gobierno de la República eslovena.
En la conferencia nacional no se esperan cambios personales, excepto el previsto relevo del jefe del partido federal, según prescribe el principio de rotación de la máxima dirección, establecido tras la muerte de Josip Broz, Tito.
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