_
_
_
_
Tribuna:EL RÉGIMEN DE SUHARTO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Indonesia: La 'apertura democrática' en la imaginación de Felipe González

En las semanas anteriores al derrocamiento del Gobierno de Salvador Allende, algunos muros de Santiago aparecían pintados con la palabra Yakarta! La ultraderecha le recordaba brutalmente a la izquierda chilena lo que le iba a suceder: un asesinato masivo. La simbología provenía del golpe militar que en octubre de 1965 terminó con el Gobierno del presidente reformista Sukarno y desencadenó una matanza masiva de miembros del partido comunista (PKI) de Indonesia.EL PAÍS (21 de abril de 1987) lo recordó así: "Fue una de las mayores represalias en masa de la historia moderna. Java entera quedó convulsionada por una erupción de violencia ( ... ) en la que fueron asesinadas por lo menos medio millón de personas".

Ni esta tragedia ni otras características de la actual dictadura indonesia parecen haber sido tomadas en consideración por la diplomacia española. Durante el viaje que acaba de realizar a ese país, el presidente Felipe González ha manifestado su comprensión con una supuesta "apertura democrática" que no se percibe por ninguna parte.

El grito de Yakarta! le dio el poder al general Suharto, que desde entonces ha presidido un régimen que no es, como se autocalifica, de "democracia dirigida", sino lisa y llanamente de dictadura. Así lo indican los datos sobre libertades políticas, régimen económico en el que vive la mayoría de la población, y falta de vigencia de los derechos humanos. Suharto mantiene establecido un sistema autocrático y corrupto de dominio familiar Los partidos políticos permitidos no pueden plantear opciones que no sean aprobadas por el régimen.

En las elecciones de abril de 1987, Suharto fue el candidato único, y en la Cámara de Representantes 100 escaños son ocupados por militares designados directamente por el dictador. La Prensa sufre censura. En octubre de 1986 fue clausurado el diario Sinar Harapan por sus críticas al programa económico, y tres periodistas australianos fueron expulsados en el mismo año por denunciar la corrupción económica de la familia Suharto. La libertad de asociación y los derechos sindicales están absolutamente recortados.

Respecto del milagro económico que tanto ha impresionado al presidente Felipe González durante su estancia, hay que señalar que Indonesia ocupa entre los países del mundo el lejano puesto 94 en el ranking del desarrollo.

Mortalidad infantil

Esto se traduce en una mortalidad infantil del 125 por mil y en el hecho de que sólo tres de cada 10 habitantes tienen agua potable. El analfabetismo afecta al 40% de los ciudadanos y la expectativa de vida es de 55 años. Cifras coherentes con un gasto militar de 3.957 millones de dólares en 1986, frente a 634 millones dedicados a la salud y con unos salarios miserables (alrededor de 11.000 pestas mensuales) como los que cobran, según EL PAÍS del 25 de mayo de 1988, los trabajadores que montan los aviones hispano-indonesios CN-235 para uso civil y militar diseñados por la empresa española CASA.

El modelo no parece funcionar, de todos modos, excesivamente bien: en 1987, la deuda externa era de 38.000 millones de dólares y el Gobierno aplicó un programa de restricciones debido , a su dependencia de los precios del petróleo. El presidente González dijo el 23 de abril que "la comunidad internacional" desea que Indonesia alcance "un sistema democrático comparable al desarrollo económico conseguido". Como ironía, la declaración no tiene gracia, y, tomada literalmente, al profundo subdesarrollo sólo puede corresponderle la dictadura vigente.

La tragedia de Indonesia tiene su prolongación en Timor Oriental, otra cuestión que ha merecido el silencio de España. En 1975, un Gobierno de corte nacionalista llegó al poder en esa isla y declaró la independencia de Portugal. Ocho días después, las tropas de Indonesia la invadieron e incorporaron como provincia. Se produjo una matanza masiva, a la que ha seguido una sistemática represión. Se estima que las víctimas alcanzan la cifra de 200.000 personas.

Indonesia ha sustituido a Portugal como potencia colonial y se ha extendido a través de asentamientos por las 13.700 pequeñas islas adyacentes a su territorio, proclamando su soberanía e imponiendo un modelo de desarrollo militarizado que el grupo de defensa étnica Cultural Survival describe como de "expansión de la pobreza, desplazamientos forzosos de indígenas, deforestación y destrucción del suelo, y amplio uso de las fuerzas militares para romper la resistencia local mediante bombardeos y matanzas".

El sistema de asentamientos permite a la dictadura desplazar una mano de obra en paro que aumenta a un ritmo de dos millones de personas por año. La cuestión de Timor Oriental será tratada en el curso de 1988 en las Naciones Unidas por requerimiento de la subcomisión de la ONU para la prevención de la discriminación y protección de las minorías.

Amnistía Internacional también se ha ocupado del caso indonesio. En su informe de 1987 se citan numerosos casos de presos políticos, juicios sumarios, penas de muerte y ejecuciones, detenciones ilegales, torturas que "en algunos casos resultaron en la muerte de los detenidos", desapariciones y el obvio rechazo del Gobierno de Suharto a que una misión de Amnistía asistiera a los juicios políticos.

Las víctimas son opositores, especialmente islámicos, y miembros o supuestos simpatizantes del Frente Revolucionario de Timor Este Independiente (Fretilin).

El reciente informe de las prestigiosas asociaciones humanitarias estadounidenses The Watch Committees y Lawyers Committee for Human Rights indica que continúa la violación de todos los derechos humanos y ciudadanos, sin que se perciba ninguna "apertura democrática".

"Humildad"

Ante esta situación, la actitud aparentemente prudente de Felipe González al decir, con respecto, a la situación política indonesia, que "hay que tener la humildad de comprender los elementos diferenciales que puedan existir" es de un profundo eurocentrismo y una gran hipocresía que no encubre otra que intereses comerciales.

¿Son diferentes los derechos humanos y las libertades civiles de los indonesios y de los habitantes de Timor que los de España? ¿La diplomacia española no tiene valores?

Mariano Aguirre es coordinador del Centro de Investigación para la Paz (CIP) y miembro del Transnational Institute, Amsterdam.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_