Un presidente que cojea
Ronald Reagan no está aún en plena forma para enfrentarse a seis horas de conversaciones con Mijail Gorbachov. Ayer, en su primera aparición pública tras su llegada, a Helsinki, el presidente cojeaba y tuvo problemas para salir del coche a su llegada al palacio presidencial, donde se entrevistó con el jefe del Estado finlandés, Mauno Koivisto.
Y esto a pesar de que la Prensa local asegura que se pasó todo el día del jueves durmiendo.
Su bajada del avión, en la madrugada del jueves, fue insegura, agarrándose firmemente a la escalerilla y recordando, en cierta medida, los descensos de Breznev. Pero la Casa Blanca, irritada con estas historias, aseguró ayer que Reagan está en "buena forma".
Para calmar el apetito de la Prensa, los portavoces presidenciales dijeron que Reagan había paseado con Nancy, unos centenares de metros, y se había dedicado al juvenil deporte de lanzar piedras al golfo de Finlandia.
La Prensa, que todavía no ha entrado en combate, luchaba ayer con otros problemas. Un grupo de corresponsales de la Casa Blanca, entre los que se encontraba este enviado especial, fue sorprendido como vino al mundo por los fotógrafos de la Prensa local en una famosa sauna de la ciudad y zambulléndose en el golfo de Finlandia.
Los periódicos de Helsinki publicaron ayer las fotografías -elegidas con encomiable buen gusto- apoyando la historia realizada por sus reporteros, en un caso reportera, que se paseó por la sauna, vestida, cuaderno y magnetófono en mano
Reagan recibió ayer, con el desayuno, una noticia positiva. Su línea de entendimiento con la Unión Soviética resulta popular.
Un sondeo publicado en Washington 48 horas antes de la cumbre señala que el 70% de los norteamericanos aprueba su política con el otrora imperio del mal. Y un 66% cree que las relaciones con la otra superpotencia son "excelentes".
