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El Supremo confirma la condena al estadounidense que mató a un joven en un concierto

El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 15 años de reclusión para Michael Wagner, militar estadounidense de la base de Torrejón de Ardoz, por haber causado la muerte del joven Miguel Ángel Rojas del Castillo, el 5 de septiembre de 1986, cuando ambos asistían en el estadio del Rayo Vallecano al concierto del grupo de rock Skorpios.

La Audiencia Provincial de Madrid, que fue la que condenó a Wagner en 1987, deberá decidir ahora si el norteamericano de 22 años, debe ingresar en un centro penitenciario español o por el contrario permanecer en las dependencias de la base de Torrejón, donde se encuentra recluido actualmente.El recurso ante el Supremo había sido planteado por los familiares del fallecido, que estimaban que su muerte constituía un delito de asesinato en lugar de homicidio, pues consideraban que Rojas estaba indefenso cuando fue atacado por Wagner, y que, además, el americano se había ensañado con su víctima pues le había asestado tres cuchilladas.

El Tribunal ha desestimado la petición de la acusación por entender que el ataque mortal se produjo en un lugar público y en el curso de una pelea entre los dos que iniciaron de pie y terminaron forcejeando en el suelo. El Supremo considera también que no hubo ensañamiento pues "tres puñaladas seguidas en el curso de una breve reyerta no son suficientes para decir que se prolongó de forma cruel el dolor del ofendido".

Los hechos ocurrieron a las 21.30 horas del 5 de septiembre de 1986, cuando Wagner junto con otros 10 o 15 compatriotas suyos, hombres y mujeres destinados en la base de Torrejón, escuchaban el concierto de Skorpios desde las primeras filas. Entonces se produjo una avalancha hacia el escenario desde las filas de atrás. En el movimiento, Miguel Ángel Rojas empujó a Wagner, lo que originó una pelea, en la que el americano apuñaló por tres veces al español, quien falleció a las 22 horas en el hospital Provincial.

Wagner, que se había manchado la ropa de sangre, la sustituyó por una camiseta con el anagrama Skorpios de las que se vendían en el estadio y abandonó el concierto evitando los controles policiales que se formaron para identificar al causante de la muerte.

Michael Wagner durmió esa noche en una barraca de la base de Torrejón de Ardoz y al día siguiente se fue de viaje a Benidorm (Alicante). El estadounidense regresó a Torrejón el día después y fue finalmente detenido.

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