El motor de la 'perestroika'
Entrevista con el filósofo Yuri Kariakin, uno de los principales defensores de Gorbachov
"Nuestros estalinistas argumentan que los precios se rebajaron en la época de Stalin. Efectivamente, la esencia del estalinismo es una rebaja sin precedentes del precio de la vida humana", dice Yuri Kariakin, el filósofo y escritor soviético que, con una apasionada y febril actividad a favor de la perestroika, se ha convertido en uno de los líderes del apoyo intelectual a Gorbachov.
Kariakin, de 49 años, fue sacudido el pasado marzo por la "plataforma conservadora y neoestalinista" publicada por el periódico Sovietskaia Rossia. Desde entonces ha estado permanentemente movilizado y se cuenta entre quienes han tenido el valor de acusar públicamente a Egor Ligachov, miembro del Politburó y secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), de haber patrocinado la operación o "ensayo de golpe de Estado".Brillante especialista en la obra de Dostoievski, Kariakin pertenece a la generación que protagonizó otra perestroika fallida a principios de los sesenta (que le llevó a la expulsión del PCUS y al ostracismo durante casi veinticinco años), y es miembro del grupo de intelectuales y políticos soviéticos que se formaron por entonces en Praga alrededor de las instituciones internacionales con sede en aquella ciudad.
Hace unos días, en el semanario Ogoniok, Kariakin ha denunciado a Andrei Zhdanov, el dirigente estalinista cuyo nombre llevan aún en la URSS calles, barrios, instituciones, una ciudad y hasta la universidad de Leningrado, donde Zhdanov fue el máximo dirigente durante el sitio nazi.
"No bastaban las balas"
En un ataque sin precedentes, Kariakin ha acusado a Zhdanov de ser el "organizador directo de bacanales de sangre"; a saber, matanzas en la ciudad de Ufa, la capital de la República autónoma de Bashkiria, en 1937 y purgas en Kazán y Orenburg. "La enorme cárcel de Ufa no estaba calculada para la producción masiva, y los fusilamientos tenían lugar en los barrancos, canteras y fuera de la ciudad". En la cárcel "no bastaban las balas", y las celdas estaban tan llenas que para descargar la prisión se organizaban jornadas especiales de fin de semana, en las que participaban los presos, provistos de barras, según cuenta Kariakin en un párrafo de su artículo suprimido de la versión publicada en Ogoniok."Las palabras Stalin y socialismo estaban pegadas. Ahora hay que despegarlas y entender que los logros reales en este país no se obtuvieron gracias a Stalin, sino a pesar de él. Sin él, se hubieran conseguido a un precio incomparablemente más bajo", dice Kariakin en su estudio moscovita.
"La característica de esta época es que ha aumentado la oposición práctica a la perestroika. Yo le llamo sabotaje directo y consciente. La carta firmada por Andreeva es un intento de dar un nivel intelectual a este sabotaje, pero el nivel mostrado es muy bajo", afirma. La prioridad de los intereses de la humanidad sobre los intereses de clase es, para Kariakin, uno de los jalones de la perestroika. "Cuando se quema una casa, poco importa que uno de sus habitantes sea comunista, y otro, anticomunista".
Kariakin es un admirador de Goya y Cervantes. Afirma que la expresión "Don Quijote" era considerada un insulto por Stalin. En cuanto a Goya, Kariakin llega a trazar un paralelismo entre el pintor español y Gorbachov, porque "ambos han mostrado lo mejor de sí mismos después de los 50 años". "Gorbachov es un año más joven que yo, y estudiamos juntos en distintos pisos de la facultad de Derecho de la universidad de Moscú. Sé qué clase de instrucción recibió, y cuando lo observo, me alegro de ver cuánto ha aprendido en los últimos tres años y con qué avidez y gusto aprende".
Cree Kariakin que el motor de la perestroika son gentes que "hoy tienen alrededor de 50 años y recibieron el empuje político e intelectual del XX Congreso del PCUS, en 1956". "En los años sesenta ganaron los conservadores. Si la perestroika es derrotada ahora, tendremos la culpa nosotros, por haber trabajado mal y haber sido cobardes".
"La atmósfera de terror vivida por mi generación ha desaparecido. Los jóvenes no la han conocido. Ellos conocen la atmósfera de la hipocresía. Paradójicamente, la sensación de peligro elimina el miedo. Sin embargo, hay cosas preocupantes. Una de ellas es que, en tiempos de Stalin, la gente tenía menos miedo a la muerte que hoy a perder los privilegios. En aquel entonces, casi no lucharon por sus vidas ante sus verdugos, pero hoy pueden luchar por sus privilegios con más ardor que por sus vidas en el pasado".
El paso por la ciudad de Praga, donde Kariakin estuvo entre los años 1960 y 1965, es un dato común en la biografía de muchos de los hombres que apoyan la perestroika y que hoy están en el Comité Central del PCUS en el entorno inmediato del dirigente Gorbachov.
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