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ELECCIONES AUTONÓMICAS EN CATALUÑA

Tierras de misión

CiU aplica una táctica de pequeños pasos para su penetración política entre los inmigrantes

Enric Company

En contra de todos los augurios, Convergència i Unió (CiU) obtuvo en las elecciones autonómicas de 1984 votaciones políticamente significativas en los barrios y ciudades de Cataluña donde se concentra la población nacida en otras partes de España, especialmente en el cinturón suburbano de Barcelona. Se trata, en general, de barrios obreros en los que la suma de votos de la izquierda alcanzaba en 1977 cotas del orden del 80% al 90%, que se mostraron como auténticos cotos vedados para los nacionalistas. Pero desde que llegó al poder, en 1980, CiU ha desarrollado una intensa actividad para captar adhesiones en estos barrios con la misma fe de los misioneros en tierra de infieles.

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ENRIC COMPANY, La izquierda catalana confiaba en que la coalición dirigida por Jordi Pujol sería una fuerza política con apoyos importantes en la pequeña burguesía y la clase media, pero estaba también convencida de que en las elecciones no podría traspasar algunas fronteras sociales y políticas, y, en particular, la de la inmigración. Casi la mitad de la población de Cataluña es de origen no catalán y aunque es absolutamente imposible considerar homogéneamente a esta mitad del país, se creía que sería impermeable a una oferta política nacionalista.Este cálculo se vino abajo en las elecciones autonómicas de 1984, cuando CiU mejoró sus resultados en el cinturón industrial de Barcelona, en los barrios/gueto donde viven hacinados los obreros inmigrados, y consiguió la mayoría absoluta. CiU incrementó desde entonces sus esfuerzos para penetrar organizativamente en este medio. Es una actuación que presenta un cierto paralelismo con la tarea de los misioneros en tierras de infieles. Los misioneros convergentes suelen ser en este caso concejales, diputados o funcionarios de alguna de las dependencias de la Administración autonómica. La misión es un despacho en el Ayuntamiento, una de las oficinas denominadas de Bienestar Social o la sede del partido. Estos enclaves y sus servidores permanecen en comunicación directa entre sí y con la retaguardia, la Administración autonómica y el partido, que a estos efectos se confunden, y cuentan con su apoyo presupuestario y político.

Las oficinas de Bienestar Social, creadas a finales de la primera legislatura autonómica, eran 34 en 1987, según la respuesta dada en el Parlament a una pregunta formulada por la diputada socialista Rosa Barenys. En estas oficinas se imparten cursillos de cocina y de trabajos manuales, y se atienden consultas sobre todo tipo de problemas burocráticos. Son los ojos y los oídos de la Administración autónoma y de Convergéncia en estos barrios.

Oficinas en barrios obreros

La ubicación de estas oficinas es ya de por sí explícita: hay dos en l'Hospitalet de Llobregat, en los barrios de Bellvitge y de Pubilla Casas; dos en Santa Coloma de Gramenet, en la zona de los barrios de Singuerlín y del Centro; otras dos en Badalona, situadas una en Llefiá y La Salud y otra en Lloreda y Sant Crist; en Sant Adrià de Besòs hay una en el barrio de La Mina, y, en Cornellà, una en San Ildefonso. En Barcelona hay oficinas de este tipo en los barrios del Raval, La Verneda, Zona Franca, Poblenou, Polígono Canyelles, Vilapicina, Sants y Camp de l'Arpa. En Sabadell, hay una en el barrio de la Creu de Barberà. Las hay también en Gavà,, Cerdanyola, Mollet. Y una en Lérida.

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El presidente de la asociación de vecinos de Bellvitge, Juan García, explica que a estas oficinas "van a parar todos los rebotados del Ayuntamiento", todos los que se sienten en algún momento descontentos con la Administración municipal. "Ahí les reciben con los brazos abiertos", dice, "les atienden bien, les rellenan instancias, se les informa sobre cuestiones de consumo, sobre problemas laborales. Organizan cursillo ' s para mujeres, les dan el carné de yoga. En algunas incluso hay juegos de informática para los niños".

Una de las funciones llevadas a cabo en estas oficinas es también la gestión de subvenciones a todo tipo de entidades: asociaciones de vecinos, de comerciantes, centros juveniles e infantiles, de jubilados, etcétera. Se trata en muchas ocasiones de pequeñas subvenciones, de 10.000 o 15.000 pesetas, concedidas en general por el Instituto Catalán de Asistencia y Servicios Sociales (ICASS). El Gobierno catalán se ocupa ya desde hace años de que entre la lista de entidades subvencionadas figuren las peñas andaluzas dedicadas al cante y las casas regionales.

A esta política de subvenciones se añade la desarrollada por el Departamento de Trabajo, que concede 700.000 pesetas a entidades dedicadas a finalidades no lucrativas para la creación de puestos de trabajo destinados a jóvenes. Son las polémicas subvenciones que han saltado a la campaña electoral con el caso de la Crida. En la lista de las entidades beneficiadas por estas ayudas figuran también muchos centros y asociacíones situados en estos barrios.

Estas actuaciones son la aplicación de una estrategia de avance en pequeños pasos, de captación de simpatías una por una. Se aplica también uno de los criterios caros al presidente de la Generalitat, el de la compasión para con los marginados. La presidenta de una cooperativa de trabajo asociado del polígono del Gomal, en l'Hospitalet, explica que a través de Convergència se ha resuelto el dramático caso de una familia gitana, con tres hijos, que vivía en una furgoneta desguazada, en condiciones inhumanas.

Los servicios de asistencia social del Ayuntamiento no habían podido resolver el problema, porque se trataba de un familia indigente, pero, a través del concejal de Convergència, se consiguió colocar a aquella familia en un piso del polígono, de promoción pública y gestionado por la Administración autonómica. La vecina asegura que muchos gitanos del polígono votan a Convergència, debido a actuaciones de este tipo.

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