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La oposición espera un gesto papal de apoyo a la democracia en Paraguay

El papa Juan Pablo II llegó ayer a las 13.30, hora local (19.30, hora peninsular española), a la capital de Paraguay, Asunción, en medio de una tormenta de agua y viento que hizo bailar el avión, deslució toda la ceremonia, empapó a los presentes y por vez primera impidió al Pontífice arrodillarse en el aeropuerto para su tradicional beso simbólico al país. La primera visita de un papa a Paraguay ha despertado expectativas entre la oposición a la dictadura del general Alfredo Stroessner, que espera un gesto o una declaración suya a favor de la democratización del país.

Juan Pablo II ni siquiera pudo ser visto por los cientos de personas, sobre todo niños y niñas, que lo esperaban desde hacía horas, ya que como consecuencia de la tormenta tuvo que salir del avión por el tunel interno que conduce a las salas del aeropuerto. Allí lo esperaba el presidente Stroessner. En medio de una gran confusión, ambos leyeron sus discurso mientras volaban por el aire pasquines que representaban juntos al Papa y al general, ambos con un niño en los brazos y que decían: "Juntos sembramos la paz".Contrariamente a lo que Juan Pablo II había dicho en el avión a los periodistas en vuelo de Roma a Montevideo -"no vengo a celebrar la conquista sino la evangelización",- el general dijo al Papa: "Santo Padre, desde que fuimos centro de irradiación de la conquista, la cruz y la espada estuvieron siempre juntas, y se han alzado en nuestra historia para simbolizar el glorioso acerbo nacional". Después, como respondiendo a quienes lo llaman dictador, Stroessner recordó al Papa que ha sido elevado a la primera magistratura de la nación "por el voto popular".

El Papa dijo que su viaje es "esencialmente religioso", pero añadió enseguida que como enseña el Concilio la misión religiosa de la Iglesia sirve también para "consolidar la comunidad humana según la ley divina". Y agregó que llegaba a Paraguay como "heraldo de la doctrina social de la Iglesia".

La oposición espera que el pontífice hable claro en Paraguay y tome postura frente a la dictadura. El diario última hora, escribió el sábado que "el pueblo espera que [el Papa] hable con claridad acerca de los valores de la justicia, la libertad y la fraternidad". El régimen no se quedó atrás en el esfuerzo de utilizar la visita.

Tira y afloja

Duró varios días el tira y afloja entre el régimen de Stroessner y la iglesia sobre el "encuentro del Santo Padre con los constructores de la sociedad", que está previsto para hoy, segundo día de la visita papal a Paraguay.

El temor del régimen a que el encuentro se convirtiese en un acto de oposición animó a las autoridades de la dictadura a intentar la suspensión. Esto provocó una firme respuesta de la iglesia. Fuentes del episcopado informaron a este diario que, entre bastidores, se amenazó con que el Papa no acudiría al palacio de Gobierno, si se suspendía el encuentro con los llamados constructores de la sociedad. Finalmente, el régimen cedió.

La suspensión había desencadenado duras declaraciones de representantes del episcopado paraguayo. Claudio Silvero, de 52 años, obispo de Coronel Oviedo, declaró que "esta medida (la suspensión) refleja la prepotencia de quienes nos gobiernan".

Al obispo Mario Melanio Medina, de 48 años, simpatizantes del régimen le llaman las cuatro emes, tres por sus iniciales y una cuarta eme de "marxista". Medina declaró sobre la pretendida suspensión que " una mancha más no le hace nada al tigre. Este no es sino un desatino más de los que se cometen impunemente en Paraguay" y añadió que "es resultado de los dictados de una persona ya inepta para el gobierno. Es prueba de que ya no es ágil y dinámico para estar al frente del país. Se observa el anacronismo del régimen y del que lo encabeza".

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