Las cinco Vírgenes bolivianas
, Cinco advocaciones de la Virgen María están recibiendo el homenaje del jefe de la Iglesia católica en las ciudades en las que se las venera como Señora de Copacabana, Virgen del Socavón, Señora de Guadalupe, Virgen de Urkupina y la Mamita de Cotoca.
La profunda devoción de algunas de estas advocaciones (principalmente por la Virgen de Copacabana y por la del Socavón) se explica, más que por la fe católica, en raíces prehispánicas, muy arraigadas aún en la población boliviana, sobre todo en los grupos quechua-aymaras, descendientes directos de las ricas culturas que dominaron esta región. En efecto, las imágenes de la Virgen con un niño en brazos simbolizan para quechuas y aymaras, más que la advocación de María, la fertilidad, casi la personificación de la Pachamama (la madre tierra).
Las crónicas señalan que los incas llegaban hasta Copacabana para rendir adoración al Sol y hacer ofrendas a la Pachamama. Algo similar sucede con la Virgen del Socavón, la patrona de Oruro, del minero que a su vez se rinde también ante el Tío, es decir, el dios del mal, que corresponde al Satanás de la cultura occidental.
La Virgen del Socavón preside las fastuosas fiestas del carnaval, es decir, el Jatun Pockoy (gran madurez) del calendario incaico, o el Anata (mes de los juegos) de los quechuas-aymaras, que coincide con la época de cosechas.
La Virgen de Guadalupe (patrona de Sucre), la Mamita de Cotoca (en Santa Cruz) y la Virgen de Urkupina (Cochabamba) hicieron una peregrinación previa por todas las parroquias de sus respectivas ciudades, y han sido instaladas en los altares en los que el Papa celebra misa.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.