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El auge 'verde' trae de cabeza a los partidos suecos

El cierre de las centrales nucleares centra el debate político

Andrés Ortega

Suecia es el único país del mundo que, en teoría, ha decidido renunciar a la energía nuclear. No será inmediatamente, sino en el año 2010. No obstante, en vísperas electorales, el Partido Socialdemócrata, en el poder, ha reintroducido el tema proponiendo que se cierre un primer reactor en 1995. Son muchos los que piensan que esta preocupación por el medio ambiente responde al auge de los verdes, cuya entrada en el Parlamento temen todos los demás partidos.

Suecia es uno de los países proporcionalmente más nuclearizados del mundo. La mitad de la producción de electricidad es de origen nuclear y la otra mitad es hidroeléctrica. No obstante, tras el accidente de la central de Three Mile Island (EE UU), en 1980, los suecos decidieron por referéndum acabar la construcción de los reactores entonces en curso y cerrarlos todos en el año 2010.

Pero, por ejemplo, Karl-Axel Edin, jefe del departamento de la Administración Nacional de Energía, no cree que se fuera a respetar el resultado del referéndum. "La cuestión nuclear en Suecia es política" explicó a EL PAÍS en Estocolmo. De hecho, si se convocó el referéndum, explica, fue para neutralizar una cuestión que dividía a los socialdemócratas, y que provocó la caída del primer Gobierno no socialista en varias décadas, formado por conservadores, liberales y centristas, estos últimos tajantemente opuestos a la energía nuclear.

La cuestión quedó neutralizada. Pero en 1986 llegó el accidente de la central soviética de Chernobil, que afectó directamente a los suecos, sobre todo en el norte. Pero los informes de expertos hechos en Suecia fueron concluyentes: los reactores suecos eran seguros. Y poco a poco todo volvió a su cauce.

Pero, prosigue Edin, hace un año las encuestas mostraron un auge del Partido del Medio Ambiente, o verde, que por primera vez, con vistas a las elecciones generales del próximo mes de septiembre, cuenta con posibilidades de entrar en el Parlamento y trastocar todo el equilibrio político. "En 1985 sacamos un 1,7%, ahora las encuestas nos dan entre el 5% y el l0%", señala Jill Lindgren, cabeza de lista de los verdes por Estocolmo. Tienen que superar el 4% para entrar en el Parlamento.

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Menos votos comunistas

Según diversos observadores, el peligro para los socialdemócratas está en que los verdes no sólo les quite votos a ellos, sino también al Partido Comunista, y que éste quede fuera del Parlamento. Los socialdemócratas, en Gobierno minoritario, se apoyan a menudo en los comunistas, que nunca los harían caer.

El auge verde ha causado pánico entre todos los partidos establecidos. "Los verdes podrían transformarse en el partido bisagra, y para los partidos establecidos esto es lo peor que puede pasar", señala Peter Asell, experto en energía de la Confederación de Sindicatos Suecos. "Lo único que debería haber es derecha e izquierda", afirma Harry Albinson, de la Federación de Industrias Suecas.

El Partido del Centro también está preocupado. Uno de sus objetivos es el voto de los jóvenes preocupados por la defensa del medio ambiente.

Los socialdemócratas reconocen que el voto de protesta se puede ir a los verdes. "Con un millón de militantes, el Partido Socialdemócrata debe convertirse también en un movimiento de protesta. Tras el Estado del bienestar, el medio ambiente es el nuevo desafío para el movimiento trabajador", señala Gumnar Stenarv, secretario internacional del Partido Socialdemócrata.

Todo esto ha llevado al Gobierno a presentar un proyecto de ley, que se votará el 7 de junio, según el cual se cerrará un primer reactor en 1995 y otro en 1996 (de un total de 12), en Barsebeck y en Ringhals.

Es mejor empezar antes la supresión de la energía nuclear para adaptarse a la nueva situación en un plazo de 15 años, en vez de esperar más, señala Rolf Annerberg, subsecretario del Ministerio de Medio Ambiente y Energía. Los verdes, por su parte, explica Jill Lindgren, tienen como programa cerrar cinco reactores este año y el resto en, tres años.

La industria está en contra de estos planes. La mitad de la producción eléctrica es privada y por ahora no hay ningún plan de sustitución de la energía nuclear, sólo la promesa de estudiar otras fuentes (entre ellas el gas natural noruego y soviético) y posibles ahorros en el consumo.

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