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Fiat convoca a arquitectos de todo el mundo para unir una zona industrial al paisaje urbano de Florencia

Juan Arias

La Fiat presentó el viernes un proyecto, para el que ha convocado a arquitectos y paisajistas de todo el mundo, que pretende transformar las 32 hectáreas de terreno de su actual fábrica de mecánica de Novoli (en las inmediatas afueras de Florencia) en un nuevo centro direccional. Si el proyecto es aprobado por las autoridades, la bellísima ciudad de los Médici podría cambiar de rostro. Según los 10 arquitectos de fama mundial que han preparado el proyecto, se pretende que el conjunto paisajista-urbanístico sea parte vital de la ciudad y no sólo una moderna y fría isla entre jardines y lagos.

De ese modo se crearía una ósmosis entre la antigua Florencia renacentista y su estupendo centro histórico, y el nuevo pulmón supermoderno, que absorbería además parte de la burocracia del centro.El proyecto es inédito porque es la primera vez que los genios de la arquitectura -Ralph Erskine, Lawrence Halprin, Richard Rogers, Gunnar Birkets y los italianos Iginio Cappai, Aldo Loris Rossi, Luigi Pellegrin, Leonardo Ricci y Piero Paoli-, elaboran juntos un proyecto unitario superando mil dificultades y tras meses enteros de discusiones y hasta peleas.

El último golpe de escena tuvo lugar el viernes durante la conferencia de prensa. La reunión de los arquitectos con las autoridades y expertos del Ayuntamiento había durado hasta las dos de la madrugada, y, frente a la Prensa internacional el británico Ralph Erskine se levantó para anunciar, entregando una carta autógrafa, que se disociaba del proyecto por no haber aceptado el grupo sus últimas sugerencias.

En la última conferencia de prensa, la asociación ambientalista Italia Nostra entregaba un estudio crítico del proyecto Fiat, mientras en una sala contigua, acabado el debate oficial, el mismo alcalde anuncié otra conferencia de prensa organizada por los Verdes para ofrecer su contrainformación.

El miedo de los Verdes es que se pueda crear una fractura entre la Florencia viva de hoy y una nueva ciudad que abandone el centro histórico a los turistas, mientras los florentinos escaparían hacia los jardines futuristas de los arquitectos. Éstos respondieron que el mismo derecho y libertad que tuvieron los artistas del Renacimiento para construir Florencia deben tenerlo los artistas de finales del siglo XX.

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