El Papa suaviza su mensaje a Ucrania en el milenario del cristianismo ruso

El Vaticano hizo ayer público el mensaje que Juan Pablo II ha enviado a los católicos ucranianos con ocasión del milenio del bautismo ruso de Kiev, que se titula Magnum baptismi Donum. En el mensaje el papa Wojtyla ha mantenido la misma línea de diálogo ecuménico que ya había expresado en la carta apostólica enviada con este mismo motivo hace poco a los ortodoxos rusos, la Euntes in mundum. Juan Pablo II, evidentemente, en este momento no quiere crear problemas a sus relaciones con el Kermlin y con la Iglesia ortodoxa rusa. Hasta el punto que mientras el tema de los ortodoxos lo había tratado en una carta apostólica que iba presentada oficialmente a la prensa internacional con gran solemnidad, el de los ucranianos lo ha despachado con un simple mensaje, de sólo veinte páginas, que no ha merecido siquiera el honor de una presentación oficial.

El mensaje, lógicamente, defiende el derecho de la Iglesia de Ucrania, que cuenta en la diáspora con millones de mártires.

Pero el Papa insiste en que el problema de la Iglesia de Ucranía hay que resolverlo dentro de un diálogo ecuménico profundo con los ortodoxos. Y para evitar fricciones con el régimen soviético, recuerda que los sufrimientos de la Iglesia de Ucrania y sus dificultades empezaron mucho antes de la Revolución de Octubre.