"Ya es muy difícil una vuelta atrás", asegura en Madrid Sergio Ramírez
"Si la carrera por la paz en mi país fuera de 100 metros, hoy estaríamos superando los 70; ya es muy difícil una vuelta atrás", afirma el vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez. Y es que para este dirigente civil de un país en guerra, de 46 años, conciliador y razonadamente optimista, "la negociación no es fácil, pero es el único camino".
Mientras los líderes de la contra negocian por primera vez en Managua las condiciones de un alto el fuego definitivo, en un clima de tregua, Ramírez vivirá en Madrid una semana de contactos políticos y culturales, entre los que sobresale la presentación oficial de su novela Castigo divino.
Con el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, mañana, y con el presidente, Felipe González, el jueves, abordará la situación centro americana y el papel de España como país miembro -junto a Canadá y la República Federal de Alemania- de la comisión internacional de verificación de los acuerdos de Esquipulas 2, firmados por los cinco países centroamericanos el año pasado.
Ramírez afirma que el actual proceso de paz y de negociaciones con la contra comenzó cuando el presidente norteamericano Ronald Reagan "ya no pudo garantizar a los rebeldes todo el apoyo norteamericano, porque el Congreso se lo negaba". En ese momento, dice, comenzaron a cobrar fuerzas las posiciones negociadoras dentro de la cúpula de la contra. Por eso es optimista: "Yo preveo aún dificultades en el proceso de paz; pero, aunque hubiera entorpecimientos, no vería un fracaso. Mientras Reagan no pueda rehacer su política, y le queda poco tiempo para hacerlo, van a seguir existiendo estímulos para la negociación".
Unidad sandinista
El dirigente niega que haya discrepancias serias entre los altos dirigentes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y en el Gobierno en torno al ritmo y los objetivos del proceso de paz. "Existen diferencias de matices, como es natural en cualquier organización, pero tanto el Gobierno como el FSLN y el pueblo quieren la paz y apoyan la negociación". Pero agrega: "Si este proceso fracasa, tendremos que volver a la guerra y esta vez buscaremos la paz a través de la derrota del enemigo".Ramírez, quien asegura que su Gobierno está dispuesto a discutir modificaciones a la Constitución como parte del diálogo con la oposición interna, cree que la contra aceptará finalmente incorporarse al sistema político de su país. "Hemos aplicado la mayoría de los acuerdos de Esquipulas: amnistía, derogación del estado de emergencia, plena vigencia del sistema judicial y libertad de prensa, y queremos la incorporación de la contra, con todos los derechos, para completar la democracia pluralista que queremos".
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