_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El fin de una ilusión

La clausura de la galería de Fernando Vijande, de Madrid, es un acontecimiento triste. Parece como si, tras su muerte, todos nos hubiéramos consolado con la ilusión de la permanencia de su obra, que no era sino la galería que le dio una merecida fama internacional y que, como se dice en la convocatoria de despedida, "es ya un hito en la historia del arte contemporáneo español". Esta ilusión fue compartida, en primer término, por sus propios hijos y por sus colaboradores más allegados, que han dado una meritoria batalla por continuar la labor.Hay que agradecerles ese esfuerzo y la decisión última de no permitir una superviviencia de compromiso, languideciente. Tanto en los duros años setenta, cuando el nombre de la firma era el de galería Vandrés, como en los maduros ochenta, en el nuevo local rotulado con nombre propio, Fernando Vijande quiso ser siempre el más: el más adelantado, el más radical, el más influyente.

Más información
Diego Vijande: "Concluyo la obra de mi padre tan triste como liberado"

Algunas de sus apuestas más obstinadas no necesitan comentario: Luis Gordillo, Darío Villalba, Zush, J. Alexanco, Miquel Navarro, Guillermo Pérez Villalta, A. Muntadas, Chema Cobo, J. M. Sicilia, Susana Solano, Juan Muñoz, Carmen Calvo, J. Cardells, M. Paz, J. Bordes, S. Aguilar, M. A. Campano, J. Teixidor... Fue además pionero en la imprescindible apertura internacional de nuestro arte, entendido en la doble dirección de traer y de sacar.

Era, sí, un buen galerista, pero no simplemente en el sentido de un hábil administrador de oportunidades. Tenía fantasía, aires de grandeza y la dosis necesaria de fuertes contradicciones que caracterizan a una personalidad interesante. Ingenuo y sensible, podía ser perverso e implacable, dúctil y obstinado, frágil y apasionado, calculador y alocado... De cualquier forma, un seductor incomparable. Estaban tan íntimamente unidos lo que era y lo que hacía que, al margen de las ilusiones, verdaderamente resultaba poco creíble que alguna vez pudieran separarse lo uno de lo otro.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_